Capítulo 5: Hilo

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Parecía que mis pies estaban clavados al suelo

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Parecía que mis pies estaban clavados al suelo. No me pude mover ni un centímetro. Cada músculo de mi cuerpo se volvió rígido.

Wonho y Kihyun seguían también donde mismo. Miré a Wonho, era fácil leer la confusión en su rostro. Tenía las cejas fruncidas y la boca abierta. Cruzamos miradas, y pude ver en sus ojos que hasta él sabía que yo estaba en problemas.

—Eh... tal vez deberíamos entrar, está haciendo un poco de frío aún —dijo él, con un poco de angustia en su voz—. Así que...

Estuve a punto de dar un paso para dirigirme hacía dentro, para evitar que el asunto empeorara. Pero me detuve en seco cuando escuché la voz de Kihyun.

Hyung, regresa adentro, por favor —ordenó Kihyun, en un tono serio y sin quitar sus ojos de mí—. Ella se queda aquí.

Mi piel se erizó. El temor se agravó en mí cuando Wonho me miró y articuló un lo siento con sus labios. Tenía una expresión de preocupación antes de regresar a la panadería y cerrar la puerta detrás de él.

En cuanto la puerta terminó de cerrarse, fijé mis ojos en el suelo de concreto. No quería mirar a Kihyun. Sabía que me pondría mas nerviosa y eso empeoraría todo aún más. Por unos segundos él no dijo nada. Retuve la respiración; el silencio fue mucho más estresante.

Tragué saliva cuando lo escuché moverse, sus zapatos entraron en mi campo de visión. Se acercó tanto a mí que yo tuve que retroceder un paso; me encontraba arrinconada entre el contenedor de basura y una de las paredes del callejón.

—Mírame.

Escuchar la voz irritada de Kihyun tan cerca de mí me provocó un escalofrío en todo el cuerpo.

Lo obedecí y alcé la mirada, encontrando sus ojos. Se veían cansados, y ligeramente inyectados de sangre, pero no había rastro de las lágrimas que había visto que derramó. Podía ver la molestia en su expresión, sin embargo, había algo diferente en su semblante; como el de alguien que está derrotado.

—¿Qué se supone que estabas haciendo aquí afuera? —preguntó, con voz rasposa, y levantando su mentón como si exigiera una respuesta rápida.

Podía ver la exasperación en él, así que miré hacía otro lado. Fijé mis ojos en su pecho, traía puesto el mismo abrigo que usó el día que nos conocimos.

—Yo...yo estaba —murmuré apenada, y tragué saliva nuevamente—, yo estaba dándole pan, que ya no se podía vender, a unos perros callejeros y-

—Oh, ya veo —dijo, claramente fingiendo asombro. Hizo una pausa, y agregó—: Y podrías decirme, ¿quién te dio el permiso para hacer eso?

Me maldecí a mí misma por dentro, sabía que nunca debí haberlo hecho. Mis mejillas comenzaron a sentirse muy calientes, completamente avergonzada. Bajé la mirada, y susurré:

from zero » yoo kihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora