La más hermosa de las hadas estaba allí frente a él, un simple humano que no había vivido en la exuberancia del centro de la ciudad, sino en el arrabal, con toda la gente más inculta, la desgracia y grandes hambrunas; pero él siempre había estado al margen de todos los campesinos que trabajaban para el señor de las tierras de esa zona, incluyendo a su padre. Él prefería la lectura, estar con los monjes del monasterio más cercano para aprender y oír lo que decían. En secreto, no seguía las tradiciones cristianas ni nada similar, sólo lo hacía para disimular, no creía en nada que no estuviera bajo los ideales de la iglesia o se tratase de religión. Aunque era duro, él lo llevaba mejor de lo que creía debido a su incansable criterio. Fernán era demasiado extraño para los de su entorno, por eso siempre intentaba alejarse de ellos aunque sus padres le obligarán a estar con ellos, siempre se escabullía para ir a leer algún libro o ver el río correr y preguntarse por qué fluía su agua o de dónde venía. Su pequeño hogar estaba justo en la linde del enorme bosque del Conde, la casa era pequeña, con un par de ventanas enanas, sin puerta, vallada en solo algunos tramos debido al coste de los materiales y hecha de barro, paja y unos cuantos troncos de pino para sujetar la base de la estructura; pero a Fernán no le importaba, era feliz con su familia de seis, su estricto padre, su atenta madre, sus dos esperanzadas hermanas mayor y menor, su despreocupado hermano mayor y él, aunque a penas cabían en la casa, había amabilidad a lo largo de todo el día, ya que estar todos juntos a veces era muy incómodo. Fernán era el tercero y no le importaba porque muchas veces pasaba inadvertido, al contrario que su hermano mayor de dieciocho años, José, que siempre le tocaba ayudar a su padre. Su hermana mayor, Alicia, un año menor que José era más responsable y cuidadosa que el resto, pero en ese momento estaba triste porque un campesino quería casarse con ella y sus padres intentaban evitarlo. Gema, sin embargo era más libre que ninguno, hacía tareas, pero no le importaba demasiado algunas cosas ya que tenía diez años, cinco menos que Fernán. Toda la familia intentaba siempre apoyarse aunque no siempre pudieran arreglar el problema. Pero esto era el día a día de la gente normal; el mundo que veía el especial tercer hijo de los padres que habitaban aquella alejada casa no era ni de cerca el que su familia apreciaba.
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El bosque NO encantado
FantasíaFernán es un joven solitario que vive junto a su familia en una casa en uno de los terrenos del Conde, cercano a un bosque sobre el que se cierne una maldición desde hace tiempo, o eso es lo que dice la gente...