Capítulo 15 - El Brujo

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Después de varias investigaciones sin encontrar ninguna pista en cuanto al escondite y las intenciones de las Brujas de la Noche, decidí releer todas las entradas sobre brujas en el diario que me había presentado este mundo paralelo al nuestro. Al final decidí investigar una que ya hacia mucho me suscitaba curiosidad.

Ésta hablaba de un brujo curandero y adivino que atendía a sus clientes en un anexo cerca de su casa, en la parroquia de Perre, en Viana do Castelo. Era una historia que yo conocía desde niño. Durante algunos años, incluso pasé todos los días por su "gabinete" de camino a la escuela. En la altura, ni yo ni mi familia teníamos mucha fe en sus capacidades, pero, después de todo lo que había visto recientemente y de leer esa entrada, pensé que debía reconsiderarlo.

Un fin de semana, le dije a mi mujer que iba a Viana do Castelo visitar a mis abuelos. En realidad sí pasé por su casa, pero me quedé allí poco tiempo, y luego me dirigí a Perre.

Cuando llegué a la casa del brujo, tuve una fuerte sensación de déjà vu. El anexo, del otro lado de la carretera de su casa, estaba igual, así como el campo a su lado.

Aparqué detrás de los otros coches y me dirigí al anexo. Allí había personas reunidas en grupos de familiares o amigos, esperando su turno. Éstos parecían tener orígenes variados, ya que trajes de marca se mezclaban con overoles y ropa de campo. La fama del brujo había llegado a toda clase de gente.

Me uní a ellos y esperé. Poco a poco, los grupos fueron entrando y saliendo. Todos, sin excepción, emergieron del anexo mucho más felices cuando habían entrado.

Por fin, llegó mi turno. De fuera, el edificio parecía un almacén de utensilios agrícolas, sin embargo, así que pasé la puerta, sentí que había viajado en el tiempo al estudio de un místico del renacimiento.

Una de las paredes estaba tapada por una estantería llena de libros, todos ellos con un aspecto bastante antiguo. En la pared opuesta, varios estantes contenían frascos con pociones de una gran diversidad de colores. Las restantes, por su lado, se encontraban casi totalmente cubiertas por tapices con símbolos místicos y extrañas representaciones del cuerpo humano. Alfombras esotéricas, un telescopio de latón y un planetario mecánico completaban la decoración.

De atrás de un escritorio con un montón de libros y extraños instrumentos cuyo nombre desconocía, se sentaba el brujo. Combinando con lo resto de la sala, llevaba ropas largas y una diadema metálica.

- Acércate - dijo él.

Así lo hice. Por su indicación, me senté en la silla enfrente al escritorio.

- Digame, entonces, qué o trae por aquí.

Confieso que me había olvidado de crear una historia para probar el brujo. Felizmente, logo pensé en una historia que podía usar.

- He venido aquí para poner a prueba sus capacidades de adivino, para mi blog sobre lo paranormal. - No era propiamente mentira.

- Si pagar, como todo el mundo, puede probar lo que quiera. ¿Por dónde quiere empezar?

Empezamos por lo básico. Sin demora, él fue capaz de decirme el nombre y la edad de mi hija y de mi mujer. Después, hizo un pequeño resumen de mi vida profesional. Por fin, elaboró una previsión en cuanto al recorrido académico de mi hija, que yo sólo podría confirmar años después.

- Ahora me gustaría ver sus dotes de curandero. - Con una pequeña navaja que tenía conmigo, me hice un pequeño corte en el brazo.

- Ese arañazo no es gran desafío - dijo él, saliendo de detrás del escritorio y acercándose.

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