Quien diría que en el mundo mágico habría una persona capaz de encontrar mi diario, puede que haya estado a la vista de todos, pero solo la persona adecuada tendría el poder suficiente de despertar los sentidos de mí querido diario.
Hermione Granger, la bruja más brillante del mundo mágico, he estado observándola desde sus inicios de Hogwarts, he visto su mente absorber todos los conocimientos, he visto el hambre de saber más, he visto como ha progresado, tanto como para poder despertar mi diario. Debí de suponerlo, ella era la elegida, ahora con los conocimientos que poseía tienen una ventaja sobre mí... pero eso no les durara para siempre.
-Mi señor- gire lentamente para ver al lacayo, tan inútil como siempre.
-Que quieres- vi cómo se ponía nervioso, amaba el poder que tenía sobre los demás.
-He...hemos fallado, mi señor- avance hacia el lentamente, sentí como su cuerpo tiritaba- La próxima vez no fallaremos- dijo agachando la mirada.
-Mi querido- dije levantándole la cara, sus ojos mostraban temor- No abra próxima vez- sonreí-Avada Kedavra- dije a viva voz, y vi como su cuerpo caía al suelo.
-Black- llame
-Mi señor- el más joven de mis sirvientes, lo recuerdo bien la primera vez que lo vi, era un crio, llorando la muerte de sus padres. Vi potencial en él, sabía que en un futuro sería de gran ayuda.
-Quiero que te ganes la confianza de Hermione Granger, cuando llegue el punto en que confié en ti tráemela- dije
-Como guste mi señor- hizo una reverencia y se marchó.
Black tiene 20 años, solo recuerda los gritos de sus padres, ver a un hombre de capucha negra levantar sus manos y asesinar a sus progenitores. Si Black tan solo supiera que la persona que más admira, el ser que le brindo ayuda cuando más lo necesitaba, sería el mismo ser que haya matado a sus padres.
En la Manoir
Hermione había explicado detalladamente el hechizo que le había mostrado Dumbledore, y las demás embarazadas ya estaban listas para poder decirlos.
-Tranquilas chicas, piensen que serán como un globo- dijo la castaña y vio la cara de asustadas de las chicas y decidió cambiar lo dicho- pronto estará con ustedes sus hijos-
Luna, Pansy y Ginny dijeron unánimemente el hechizo y las tres fueron alzabas por un halo de luz, vio como sus cuerpos cambiaban, su vientre crecía, fue realmente hermoso ver el proceso.
Las parejas de las chicas estaban asombrados y a la vez asustados, Blaise no paraba de sacar fotos con su Chanchulina, para poder capturar el crecimiento de su hijo y las expresiones de Draco y Harry, pensaba que podría chantajearlos más adelante con sus futuros sobrinos. Para Draco sentía que en su interior se llenaba de gozo, de amor por aquel ser en miniatura que ya pronto estaría con él y su futura esposa, pensaba en como la luz traspasaba a luna, su pelo se elevaba haciéndola ver mágicamente como a un ninfa de los bosques. Y para Harry ver a su heredero lo llenaba de orgullo, y pensar que ni en sus seños pensaba estar con alguna Slytherin, y menos con la princesa de esa casa, pero ahora todo cambio, ella en tan poco tiempo se convirtió en su todo, más bien su hijo y Pansy son su todo, vio cómo su sueño de formar una familia se estaba haciendo realidad.
Y para Theo ver a Hermione con sus hijos, le lleno de esperanzas, de fe, pensaba que el no tendría derechos a la felicidad luego de que sus padres fallecieran y luego la guerra, pero gracias a ella, ella la chica de quien siempre estuvo enamorado, le daría dos hijos, cuan agradecido estaría con su castaña.
En un lugar no muy lejano, más bien exactamente en el Hospital San Mungo se encontraba Black lanzándole un imperius a una de las enfermeras del lugar.
-Todo está listo- pensaba Black, todo lo relacionado con el parto de Hermione, el estaría a cargo como jefe de unidad médica del hospital. Fue caminando a donde sería su oficina, miro el lugar detalladamente, el toque femenino del anterior dueño no le agrado, así que con un hechizo simple modifico el espacio a uno más sobrio.
-Así está mejor- dijo en voz alta.
-Doctor- entro una de las personas que el tenia a cargo
Relájate pensaba Black- Lo necesitamos en la sala de parto N° 7- espero la respuesta del jefe a cargo.
-En seguida voy- dijo y salió de la oficina rumbo a la habitación N°7.
Para Theodore Nott tener paciencia era lo suyo, pero esto ya lo estaba sobrepasando, veía a su castaña quejarse desde hace 10 horas de dolores de espaldas, esperaba que sus hijos no hicieran sufrir mucho a su mami.
-¿Así está bien amor?- pregunte, mientras le terminaba un masaje en sus pies.
-Si amor- suspiro- Con la aceleración del embarazo solo sé que me quedan días para que nazcan mi bebe, pero sé que cuando son dos, siempre se adelanta- me decía mientras se acariciaba el vientre.
-Lo se amor, en todo caso a la llegada de nuestros hijos está todo listo- le decía entre besos.
-Mmm amor, como quisiera hacerlo- dijo respirando entrecortado
-Ya lo podremos hacer amor, tranquila- dije ahora alejándome un poquita de ella.
-Sabes que!, me voy al baño- menciono enojada.
-Pero ahora ¿qué le pasa?- pensaba Theo
Espero unos minutos para ver si se pasaba el enojo, pero no salía del baño, y se entró a preocupar. Si no sale en dos minutos entrare a la fuera pensaba.
-Theoooooooo!- El solo grito me hizo estremecerme, me pare enseguida y entre a empujones al baño, lo que vi me paralizo completamente, vi a Hermione con los ojos desorbitados, con sus manos chorreándole un líquido y su respiración entrecortada.
-Ya vienen- dijo
-Altheo- grite mientras me acercaba a socorrerla, y con un puff apareció el elfo
-Mi amo...- y miro a quien sostenía pego un grito y aplaudía.
-Altheo no es momento, llama al doctor que no llegaremos a San Murgo- dije exaltado
No paso ni 5 minutos y en la chimenea apareció el doctor que atendería a mi castaña.
-Buenos días Srta. Granger y Sr Nott, soy Black y yo atenderé a sus hijos, están en buenas manos- y sonrió.
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Destined to be together
RomansaElla la castaña, heroína del mundo mágico, ha tratado de dejar el odio hacia una de las casas de Hogwarts que tanto repudio le tienen. Hará todo lo posible para que los demás hagan cuenta nueva, pero los resentimientos serán difíciles de borrar. Sol...