John.
John creía estar sonriendo, pero en realidad sólo se formó una mueca en su rostro que a ojos ajenos parecería cómica. Después se echó a reír estruendosamente, sin saber realmente el motivo. Tenía las mejillas teñidas de rojo y olor a alcohol impregnado en su aliento.
Supuso que invitar a beber a su alma gemela no fue su mejor estrategia para ganar afinidad, pero al menos no estaban peleando. Sherlock bebía una cerveza y parecía tambalearse cada vez que se ponía de pie para dirigirse al baño. El bar era pequeño y caluroso, lleno en su mayoría de universitarios y hombres de negocios cansados y deseosos de un buen trago; la música resonaba por cada rincón del local y John encontró inapropiada la canción, pues le resultaba deprimente. Estaba oscuro; Watson podía vislumbrar tan solo la mitad del rostro del rostro de Sherlock con la luz rojiza de las bombillas encontradas en la pared detrás de la barra.
—¡Yo conozco esa ceniza!—exclamó Sherlock, apuntándose a sí mismo para recalcar que de verdad conocía lo que aclamaba con fervor. John le creyó, porque no tenía idea de quién era ese Ash.* Pero supuso que si asentía sonriente, el azabache por fin tendría una buena impresión de él.
—¿Estás divirtiéndote?
Sherlock lo miró, y se limitó a esbozar una ladina sonrisa antes de darle un trago más a su cerveza.
—No está mal.
John sabía que esa simple frase era suficiente para notársele en el azabache la aprobación cernida en el rubio. John Watson había hecho algo bien una vez por todas, y no se resistió a aquella sensación satisfactoria de orgullo.
Lo que no duró mucho, porque después pensó en Victor Trevor.
¿Sherlock había estado en otros bares con ese tipo pelirrojo también? ¿Se habría reído más si estuviera con él? Trató de no pensar mucho en ello pero no pudo evitarlo. Quizá no debió tomar demasiado alcohol para que pensamientos incoherentes nublaran su mente.
—¿Ya habías venido aquí?—John le cuestionó, dejando a un lado la botella a medio tomar. Sherlock no parecía tomarle demasiada atención; su vista se fijaba en las personas que transitaban detrás de Watson, caminando y bailando.—Sherlock.
—¿Mh? No, no, no—negó con la cabeza varias veces, dándole nuevamente un gran trago a su bebida.—No suelo estar en lugares como estos a no ser que sean parte de una investigación o algún caso. A veces salgo a investigar por mi cuenta. Me gusta investigar... cosas.
Sherlock estaba sonriendo. John pensó que quizá esa fue la oración más larga que alguna vez el azabache ha sido capaz de decirle voluntariamente, y también que debía aprovechar la oportunidad de un Holmes más relajado.
—¿Qué investigas?
—Casos. Crímenes locales. A veces ayudo al profesor Lestrade, pero...—inclinó su cuerpo hacia John, como si estuviera a punto de contarle un secreto—no se me permite alardear sobre ello. La mayoría de los casos más controvertidos han sido descubiertos por mí.
—Entonces eres como una clase de detective, ¿es eso a lo que te quieres dedicar cuando te gradúes?—John parecía embelesado. Él había tomado cursos militares durante toda su educación hasta el comienzo de la universidad. Le gustaba la idea de ser médico y ayudar a las personas, pero no tenía la convicción suficiente para querer impartirlo desde ese momento.
—No quiero ser un detective privado y ya. La mayoría de ellos son mediocres o tienen casos sencillos como las comunes infidelidades o disputas familiares. Me especializaré en casos difíciles.
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DON'T YOU KNOW.
Fanfiction| AU!Soulmates / TeenLock | Al cumplir veintiún años, la primera frase que te dirá tu alma gemela aparecerá tatuada en alguna parte de tu cuerpo. John Watson acaba de cumplir su vigésimo primer cumpleaños, sin embargo, las palabras marcadas en su ab...