Tutsi

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¿Tardé? Si. ¿Tarde? Tal vez.

¿Seguiré? Hasta el final. Gracias por estar. Más información al final.

Y esto es el capítulo llamado: 

TUTSI

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"Escóndete detrás de la cortina. Escóndete y no vuelvas a salir.

Afuera esta la bestia, acechando por ti.

Esconde tus gemidos y sonrisas. Esconde tu débil florecer.

Revisa cada hora tu cornisa.

No vaya ser que él quiera aparecer."

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Pasmada se encontraba la joven en el centro de aquella habitación que, de tan pequeña, más bien parecía un armario muy grande.

Estaba la cama a la izquierda, bien tendida. A la derecha una banco con una endeble mesa donde habían apilados algunos libros y algunos pequeños artefactos. El techo azul oscuro, se hacía lejano.

Las paredes eran de un amarillo viejo que tiraba a verde podrido con aquel foco colgante en medio de todo; que con sus 60 watts, trataba de espantar la oscuridad.

A la derecha y en lo alto, una ventana de bordes de madera oscura y roída. Y la humedad en la garganta.

Lázuli miraba todo como lo hace un gato con temor. Taimada. Como si algo en algún lugar de las esquinas fuese a saltar sobre ella en cualquier momento.

Todo le era extraño, todo irreal.

Pero a la vez fantástico.

Dio un par de pasos hacía la mesita, la miró con la rapidez de quien busca algo de valor.

Descubrió libros; objetos sin importancia para ella. Aun así extendió con curiosidad su mano para tocar la gruesa pasta ocre del que estaba encima, el que traía una especie de serpiente enrollada en un bastón de portada. Lo abrió con lentitud solo un poco. Solo letras. Lo cerró.

Levantó la vista y encima de una pequeña repisa no muy lejos de la mesa descubrió algo extraño que le robó la atención por, simplemente, no encontrarle utilidad alguna.

Una pequeña esfera color arena con manchas azul oscuro y toda rayada, como con cuadros. La tomó con ambas manos con cautela y lo bajó con lentitud.

-¿Por qué meterían una pelota aquí?- Pensó mientras con la otra mano tomaba la base de aquel viejo globo terráqueo, para realizar lo que todo niño hace con esos artefactos. Hacerlo girar.

Una y otra vez, cada vez más rápido. Y se reía.

Luego lo detuvo, descubrió que cada parte color arena estaba dividido y que tenía letras de diversos tamaños, y líneas. Una cruz grande de un lado. Era un objeto mágico, místico.

-Lástima que no cabe en mi sudadera.- Pensó.

Fue entonces que Steven entró con una charola a la habitación.

Lázuli pegó un respingo asustada como un gato al ser espantado.

-¡Aaah!- Exclamó mientras el globo terráqueo quedaba suelto y daba a estrellarse al suelo donde la esfera salió rodando inclemente por aquel oscuro suelo.

-¡Yo!... ¡Yo no quise...!- Tartamudeo una muy inusual joven ante los ojos sorprendidos de su interlocutor.

-No pasa nada.- Dijo él calmándola mientras se dirigía a colocar la charola al lado de la cama. Allí llevaba un gran frasco de Isodine, gasas, un rollo de cinta y una bolsa de algodón.

Dime que es un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora