Desde anoche

659 53 25
                                    

Y que sale esto, y como ya salió uno,  a lo mejor lo termino por fin esta semana.

No señores, esto no es lindo.

***

Dime Que es un sueño

- Desde Anoche... -

Tu sabía del regreso, y te quedaste.

No te quejes, te tardaste.

Es tu culpa, es tu culpa entonces. ¿Me extrañaste?

***

El corría, huía.

Ni el asfalto en sus pies, ni el frío de la mañana podrían detener su corazón desbocado.

Su mochila sonaba revuelta por la torpeza al correr y entre las paredes de aquellas calles olvidadas de la ciudad, se escuchaba su respiración, el aire le congelaba la tráquea.

Se detuvo en el desnivel del desagüe, lugar que otrora no se hubiera atrevido a acercar, pero que, en ese entonces, en ese ahora, lo bajaba como si fuera suyo de toda la vida. Se aventó con celeridad, con prisa.

Hay de miedos que son monstruos.

El terror dormía en casa.

Se detuvo un momento justo cuando descendió para apoyarse en la pared izquierda, esa que daba a la casa más rica de la zona. Donde una repugnante maestra le había dicho que vivía una familia adinerada.

No se hubiera detenido si no fuera porque el costado le punzaba. Respiró por la boca varia veces tratando de controlar ese frío en su pecho. Luego escuchó un ruido, luego salió disparado nuevamente, presa del pánico.

Salió de entre las casas y siguió aquel camino que se había formado de tanto andar de vagabundos. Bajó por el pequeño barranco donde resbaló sin caerse. Llego con seguridad a la entrada a la arboleda. Aun se podían escuchar a los grillos que anunciaban el nuevo día.

Siguió su camino ya jadeando agotado; evento que uso inconscientemente de excusa para ir deteniendo su paso al ver la casa en obra negra del fondo. Un infierno. Pero ya no había lugar seguro en ningún lado.

Todo era malo. Todo era demoniaco. No había nadie en el mundo.

Se escondió detrás de unas maderas cortadas, y se sentó a recuperar el aliento. Sin embargo, apenas estuvo apoyado sobre los tablones, recogió las piernas y las abrazó, encogiéndose totalmente y metiendo la cabeza entre ellas.

Comenzó a llorar.

El mundo es una mierda... todo es un asco...

Me quiero morir...

Sus sollozos se hicieron fuertes antes los peores recuerdos de su vida recientemente adquiridos y sintió que el pecho le dolía demasiado. Todo le dolía demasiado.

Entonces escuchó una voz.

-Generalmente es a mi al que encuentras así. No deberías estar aquí, si mi padre te ve te golpeará y a mí también. -

Steven respingó; luego la volteó a ver.

Era Lázuli. Y en un evento que pasmó a la chica, Steven se puso de pie rápidamente y la abrazó con fuerza mientras comenzaba a sollozar en su camisa.

-¡Oye! ¡Que carajos te pasa! ¡Suéltame! - Quizá alejarlo, pero él estaba realmente aferrado.

-Tu estas limpio, te vas a ensuciar. - Pero chico no se movió.

Dime que es un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora