¿Que será de ti?

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Este es un preámbulo de algo que ansío publicar pronto, corto, sí, pero necesario.

Espero les guste.

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Oscilaban sus pies inconscientemente, en un vaivén descuidado. Sentado en aquella banca podría engañar al distraído y calcularle de forma errónea unos 10, quizá 11 años.

El viento frío de la mañana en otoño reflejaba indudablemente la región en la que vivían; se frotó las manos, tembló un poco.

Miró a ambos lados de la calle y encontró el pavimento gris y amplio. Casas de paredes altas se levantaban una tras otra hasta perderse en nada. Nubes grises desperdigadas en el cielo, hojas muertas en el aire.

Un mundo ajeno.

Llevaba tres días de una inusual paz; la escuela nunca había sido tan tranquila desde que estaba en los primeros años de la educación primaria. Y es que por primera vez en mucho tiempo, nadie se metía con él. Javier y Jimmy lo observaban de lejos con cierta fiereza y aunque se sentía acechado, no se acercaban.

Todo era gracias a él. -Negó con la cabeza.- No era un él, era un ella: la chica sucia del desagüe, aquella que no había visto desde hacía ya tres días.

"¡Él lo va a traer! ¡Lo prometió! ¡NO!"

Apretó los ojos y los dientes. No quería pensar más en eso, no de nuevo, no ya.

Respiró con profundidad un par de veces.

-Piensa en otra cosa, por favor.- Se dijo.

Entonces, pensó que aquella chica había dejado una impresión en Jimmy y Javier tan fuerte, que lo habían dejado en paz. Y con el estigma de que ella le quitaba el dinero, ya no era un objetivo a quien perseguir.

Al parecer ambos chicos le tenían miedo a ese niño; a Lázuli.

Steven volteó hacía la entrada del desagüe y nuevamente su mente se agolpó al recuerdo de un hombre terrible, de un monstruo ebrio que mantenía el delgado cuerpo de su hija en el suelo con el pie, mientras la azotaba con un cinturón una y otra vez.

Sintió una presión en su pecho.

No mentiría al decir que esperaba verla; le preocupaba de una manera que no podía explicar y, en el entorno del silencio, respiró con profundidad y melancolía  para ponerse de pie y caminar con lentitud a la entrada del desagüe hasta quedar de frente a la entrada. La línea de agua sucia corría como siempre hacía el horizonte, a los lados lodo y tierra, algo de maleza desperdigada. Al fondo más tierra, árboles. Un arroyo al final, donde estaría una casa. Una casa de espanto.

Bajó con cuidado y se encaminó sin prisa por ese pasillo. La alta, muy alta pared de la izquierda era la de la casa rica, la de gente que no recordaba haber visto nunca; a la derecha, una pared baja de una casa abandonada, separadas ambas, por la podredumbre de la ciudad.

Al llegar al final se detuvo con temor, solo se asomó con cuidado para observar desde la seguridad del pasillo los alrededores. Quizá allí estuviera.

Pero solo encontró el viento frio moviendo las copas de los árboles a lo lejos, luego tierra, pasto, hacía la derecha el barranco.

-¿Qué será de ti?-

Era el tercer día que se asomaba y desde luego que ya había pensado en acercarse a esa casa que está pasando el arroyo.

Pero el miedo era más fuerte que él. Su cobardía.

Dime que es un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora