V

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La primera reacción de Remus al despertar fue dar un salto, pues desde hace mucho tiempo nadie despertaba a su lado. Pero al recordar, no pudo evitar una esbozar boba sonrisa.

Jamás lo admitiría en voz alta, pero se estaba acostumbrando poco a poco en la presencia de Sirius Black, aquel hombre de lindos rizos y unos hermosos ojos grises. Le gustaba la forma en la cual el hombre estaba con él pero no invadía su espacio, respetaba sus reparos y sobre todo, llenaba sus momentos de diversión.

No creyó que existiera algo más adorable que ver a Sirius despertar, la forma tierna en la cual el muchacho se desperezo y realmente no pudo evitar pensar que se veía como un cachorro. Quizás en su otra vida había sido un perro o algo así, termino soltando una pequeña carcajada ante ese ultimo pensamiento.

Haciendo que Sirius se le lanzara encima para hacerle un par de cosquillas, pero que no duraron mucho porque en unos segundos el hombre retrocedió expresando una cara de pena.

—Perdón Rems, no quería — el rizado se disculpaba, pues sabía que con Lupin tenía ciertos reparos con el contacto físico.

— No hay problema, vamos. Prepararé el desayuno — fue lo que respondió el castaño de forma amistosa, dándole un juguetón golpe en el hombro, haciendo que Sirius volviera a respirar con tranquilidad.


Unas semanas después

El romance entre Lily y James cada día estaba más sólido, ya lograban expresar su amor frente a todos sin apenarse, aunque aún de vez en cuando sus mejillas se tornaban rojas, tanto Sirius como Remus se encargaban de hacérselos saber, burlándose de ellos.

Para Lupin la universidad estaba funcionando de maravilla, era un alumno aventajado, prácticamente no se notó que viniera de otra universidad, incluso siendo elogiado por el profesor Kettleburn y hasta el mismísimo director, quien en más de una oportunidad se había acercado al joven ya que conocía su historia y le interesaba su bienestar.

Poco a poco Sirius y Remus se estaban acercando más y más, prácticamente no se separaban, pues en la universidad compartían todos los descansos o almuerzos, el rizado siempre iba a los turnos de Remus y muchas veces quedaban para ver películas. Incluso se había hecho parte de su rutina, el que Sirius pintara y Remus a su lado leyera o escribiera, sin que ellos fueran conscientes a los ojos del resto eran una pareja.

Sirius se enteró de esto, cuando una de sus conquistas ocasionales, Sturgis, se lo hizo saber.

—Siri cariño, ¿Qué te parece una mamada en el taller de fotografía? — al decirlo el joven se le acercó para darle un beso en los labios, pero Black lo esquivo rápidamente.

— Gran oferta, pero no me interesa — fue cortes y comenzó a alejarse rápidamente. Iba tarde, pues Remus ese día saldría más temprano de su trabajo, ya que habían quedado de ir juntos a una nueva exposición de arte en el museo.

—¿Quién eres y qué hiciste con Sirius Black? Acaso ahora te calientan los raritos con cicatrices — soltó el hombre con burla y veneno, mientras hacía muecas de asco. Black se detuvo en el acto ante aquellas palabras y en un par de zancadas tenía al hombre contra un muro — veo que ahora te va lo rudo — dijo el joven esperanzado, mientras intentaba llegar a sus labios, pero Black le lanzo un golpe que por milímetros no golpeo su pómulo izquierdo.

—No vuelvas a referirte a Remus de esa forma. Vete a follar con alguien que ya no te tenga asco, como yo — se burlo Sirius, mientras mantenía una pose arrogante y una sonrisa irónica, a pasos tranquilos se alejó del lugar. Dejando a Sturgis Podmore más que molesto.

Curando tus heridas (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora