VI

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Cuando Remus se despertó, no podía creer que todo lo que había pasado con Sirius había sido real, no sólo un buen sueño. El sol aún estaba alto, pero creía que ya no podría dormir más, así que se dedicó a observar a Sirius, su palidez, sus rizos, algunos pequeños lunares, todo en él era hermoso.

Sin querer algunas lágrimas comenzaron a caer de forma silenciosa, no podía creer que su corazón podía funcionar otra vez o  si es que algún día superaría su aversión al amor. Pero todo cambió cuando Black hizo estremecer su mundo, pero para bien, ya no se podía pensar su vida sin el rizado.

Cuando Sirius despertó, se levantó de golpe a limpiar aquellas lágrimas para luego acunarlo entre sus brazos, dando suaves besos en los desordenados cabellos del castaño.

—  Cariño ¿Qué ocurre? ¿te arrepentiste?

Remus negó con la cabeza y se escondió en el pecho de Black, mientras comenzó a abrazar con más fuerza y a sollozar bajito. Sirius no lo presionó, en cambio, prefirió darle silenciosos mimos hasta que Lupin estuviera calmado.

—Jamás me arrepentiría, es sólo que estoy tan feliz. Tengo miedo de despertar y pensar que todo esto fue un sueño –— a Sirius se le aguaron los ojos, y a los pocos minutos ambos estaban llorando mientras se reían.

Black tomó con cuidado una de las muñecas de Remus, tiernamente comenzó a dar un beso y luego en un acto impulsivo tomó un lápiz de su velador y dibujo un pequeño corazón. Para luego dar un beso sobre su marca.

— Cuando dudes que todo esto no es real, mira esta marca y sabrás que no hay nada más real que nuestro amor. Cada vez que se comience a borrar la volveré a marcar si es necesario, hasta que te asegures que no hay nada más real que nosotros — Remus no soportó tanto cariño, se lanzó a los brazos de Sirius y comenzó a besar con amor la línea de su mandíbula, para finalizar con algunos lengüetazos, que sólo provocaron que comenzaran a reírse aún más fuerte.

—   ¿Acaso, debo entrar a tirarles agua para separarlos?   — fue la voz de James la que los hizo dar un salto, ambos se sintieron avergonzados de haber sido escuchados por sus amigos. Aunque técnicamente, no habían hecho nada malo, más bien todo lo que habían hecho era bueno.

Se desperezaron, pero Remus se negó a darle su beso de buenos días hasta tener los dientes limpios, Sirius sólo rodó los ojos e infló sus mejillas como un niño pequeño, ganándose al menos un tierno abrazo, pero luego el castaño corrió a encerrarse al baño.

Cuando ambos hombres se hicieron presentes en el salón, James y Lily tenían preparada la mesa para el desayuno, compartían risas en un ambiente más que relajado.

Comenzaron a comer conversando cosas banales, pero tanto Sirius como Remus sabían que sus amigos los estaban mirando de forma especial, sus ojos brillaban y les hacían muecas divertidas, era obvio que querían más detalles de la noche anterior.

— Dios James, deja de mirarse así — reclamó el rizado ya al borde del ataque de pánico, provocando que su amigo y la pelirroja soltaran una carcajada.

— Tú no te hagas el tonto, exijo lujo de detalles — decía Lily, mientras picaba las costillas de su amigo, haciendo que Remus comenzara a sonrojarse levemente.

Siguieron evitando el tema, hablando de las películas que habían visto, hasta el clima sonaba como un mejor tema de conversación. Pero Potter arruinó el momento, como siempre.

—  ¿Ya son novios? — Sirius se ahogo con su café y comenzó a toser de forma escandalosa ante la pregunta. Remus por su parte sólo negó con la cabeza y se sonrojo, haciendo que Lily lo abrazara emocionada de ver nuevamente feliz a su amigo.

Curando tus heridas (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora