VII

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Los días pasaron de forma rápida, en un santiamén las calles estaban cubiertas de nieve, el crudo invierno se estaba acercando y la navidad estaba a la vuelta de la esquina.

Sirius se encontraba acostado sobre las piernas de su novio, el castaño estaba jugando con sus rizos, haciendo que el azabache se relaja y mantuviera sus ojos cerrados. Habían comenzado las vacaciones, lo que les había tener más tiempo libre y por fin relajarse, las entregas de fin de semestre habían sido una carga pesada para ambos y lo peor de todo, estuvieron algunos días sin verse. Pero jamás perdieron el contacto, cada noche se llamaban, mientras durante el día intentaban compartir algunos descansos o al menos mandarse mensajes.

— ¿Qué harás para estas vacaciones?

— Pensaba en ir a mi pueblo, visitar mi casa ¿y tú?

—Humm estoy esperando que cierta hermosa persona me invite a estar con él. Este año James irá a la casa de Evans, la única opción que me queda es ir a pasar navidad con Andrómeda.

El corazón de Remus se detuvo por algunos instantes. Aceptaba que algunas noches su novio se quedaba con él, pero sólo compartían abrazos, era muy distinto a convivir algunos días, tenía miedo de que Sirius le exigiera ya otra cosa. Además, se le hacía raro permitir que el rizado visitara su hogar, aquel donde creció, ni siquiera Fenrir alguna vez lo visitó.

— ¿Black quieres brindarme tu maravillosa presencia?

Sirius se levantó de golpe y tomó posesión de los labios de su novio, lo beso con todo el amor que podía, mientras lo abrazaba, estaba comportándose como un cachorro feliz con la noticia, haciendo que Remus se riera en sus labios y ambos al separarse se miraran con una gran sonrisa.

Los días siguientes se encargaron de preparar el viaje, finalmente compartieron el auto con James y Lily ya que a fin de cuentas iban para el mismo pueblo. El viaje fue tranquilo, si es que por tranquilo se entiende que Remus y Lily tuvieron que soportar a sus novios cantar horribles canciones mientras ellos prácticamente se ahogaban de la risa.

De vez en cuando, Potter que iba al volante veía como la pareja de novios se besuqueaban en los asientos de atrás y  los regañaba como un papá protector, haciendo que Lily le diera un suave tirón de oreja diciéndole que era un entrometido.

James y Lily los pasaron a dejar a la casa de Lupin, se despidieron con un gran abrazo y prometieron reunirse durante estos días, la pelirroja y el castaño les mostrarían los lugares en que se divertían desde pequeños.

Black no dejaba de mirar la casa de su novio, era pequeña pero agradable, al entrar pese a estar deshabitada se sentía un tibio ambiente acogedor, algo que la mansión Black jamás pudo entregar. No se resistió a abrazar por detrás a su novio, mientras dejaba suaves besos en su cuello.

Limpiaron rápidamente, pues había algo de polvo acumulado, abrieron las ventanas y dejaron todo reluciente. Durante la tarde como una pareja de recién casados se fueron al supermercado, Black no se resistió a comprar adornos de navidad, cosas con muchos brillos y luces, Remus no se pudo negar ante la mirada de niño ilusionado que su novio le regalaba.

Mientras camina llevando el carrito, le explicó que en su casa la navidad se celebraba de una forma muy diferente. Que los Black sólo tenían un gran árbol el cual era adornado con finos productos, que la cena era hecha por chefs de renombre y que todos debían asistir con su mejor cara y sus mejores trajes de diseñador, un asco, en las palabras de Sirius Black.

Algo avergonzado le explicó que de niño soñaba con ir a comprar adornos baratos y tener su casa llena de luces estridentes, ayudar a preparar la cena y disfrutar de un grato ambiente familiar, no uno lleno de frivolidades y apariencias. Remus odiaba la navidad, pero no podía negarle la oportunidad a su chico, quizás juntos podrían crear una nueva imagen de la navidad.

Curando tus heridas (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora