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Todos estaban esperando que el médico terminara de revisar a Remus, quien había llegado inconsciente al lugar. Sirius no paraba de moverse, lo único que quería estar tomando la mano de su chico, susurrarle palabras de amor, y, sobre todo, estar presente cuando su castaño despertara.

— ¿No ha llegado la familia del señor Lupin?

— Su fami... — Lily iba a explicar la situación de su amigo, cuando fue interrumpida por el mejor amigo de su novio.

—  Su esposo, Sirius Black — el rizado explicó mientras le extendía la mano al médico, quien le miró de forma amable y correspondió al saludo. Lily y James se quedaron mirando con los ojos más que abiertos, mientras Sirius se iba con el médico a la sala donde estaba descansando su novio.

Él le explicó que Remus tenía diversos golpes, algunos de mayor consideración, sobre todo sus costillas magulladas, le dijo que pronto despertaría, así que lo dejó pidiéndolo que lo buscara cuando eso sucediera.

Sirius se sentó a su lado, tomó su mano la cual tenía algunas vendas y con cuidado comenzó a besar su dorso, mientras le susurraba cuanto lo amaba y le pedía despertar, necesitaba ver aquellos ojos color miel, saber que todo estaba bien.

Cerca de una hora después, Remus se comenzó a quejar, lentamente comenzó a abrir sus ojos para encontrarse con su novio, quien de inmediato le regaló una sonrisa y no se resistió la tentación de dar un suave beso en sus labios, los cuales aún tenían costras de sangre.

— ¿Mi príncipe, cómo estás?

—Con miedo...dolor — lentamente se comenzaron a acumular las lágrimas en los ojos de Remus, haciendo que a Sirius se le apretara el corazón. De inmediato lo abrazó de forma suave mientras intentaba consolarlo, para luego explicar que debía ir por el médico.

Unos minutos después el médico se hizo presente en compañía de algunos policías, quienes ya estaban al tanto de la historia, aunque de todas formas querían comprobar y descartar algunas cosas. Lo primero que hicieron fue echar a Sirius del lugar, quien tragó duro y se retiró, aunque lo único que quería en esos momentos era quedarse con su chico quien desde hace algunos minutos no paraba de temblar.

— Hijo, puedes confiar en nosotros, ¿fue él? — una policía ya mayor fue la primera en preguntarle, con un tono sumamente amable mientras no dejaba de mirar al castaño.

— No, claro que no fue Sirius. Por favor háganlo pasar, lo necesito — pidió ahora el castaño entre lágrimas — se los juro, no fue él — comenzó a llorar más fuerte. Si alguien le hubiera hecho las mismas preguntas las veces que terminó en el hospital por culpa de Fenrir, no hubiera casi muerto en sus manos aquella fatídica noche, maldijo a su suerte por no haberse encontrado antes con una policía tan preocupada.

El medico salió a buscar a Black, quien tenía los cabellos revueltos y bufaba molesto, le había preocupado la cara que había puesto su amor cuando abandonó el lugar. Apenas entró fue a abrazar a su chico, mientras daba besos en su coronilla hasta calmarlo, la policía que antes había dudado de él suspiro aliviada, estaba más que segura que las acciones entre los dos chicos no podían ser fingidas, la preocupación de Black era real.

— Ahora cariño, explícanos que sucedió — pidió la mujer de forma amable.

— Iba camino a casa, como de costumbre. Fui abordado por un desconocido — esas últimas palabras sonaron más que inseguras y Sirius pudo sentir como su chico apretaba con fuerza su mano, mientras sus temblores se intensificaban — me arrastró hasta un callejón, comenzó a golpearme para luego quitarme mi móvil y algo de dinero — terminó de decir el castaño, mientras la pareja de policía tomaba nota.

Curando tus heridas (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora