Capítulo 6.0

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«Es curioso cómo después del desastre, te das cuenta de que realmente nunca hubo algo inesperado. Siempre estaba ahí, pero nadie notaba los verdaderos detalles».

🍃 🌸 🍃

Hoy era lunes nuevamente y habíamos retomado las clases con, según los directivos, normalidad y como era todo antes. Aunque eso sí, pusieron la foto de Leah en uno de los pasillos, adornada por algunas flores y cosas de esas, en donde los estudiantes podían escribir cosas emotivas para la familia de Caroline. Yo no escribí nada, porque no me sentía con el derecho de hacerlo. Después de todo, ni siquiera había conocido a Leah hasta que había muerto.
       Y hablando de Caroline, como era de esperarse, no se había presentado a clases ni Lucky tampoco, quien me informó por mensaje que estaba destrozado y que no iba a dejar a su mejor amiga ni un solo segundo.
       Por alguna razón, ya todos en el instituto parecían conocerme. Era la chica que vio el cadáver y por ende era "popular", sin embargo muy pocos se atrevían a dirigirme la palabra. La verdad es que eso no me importaba, me era suficiente la imagen de Leah mutilada taladrando mi cabeza cada cinco segundos.
       Por suerte, no estaba sola el día de hoy. Y no, no hablaba de Ellier, sino de Bill Skarsgård, quien muy amablemente no dejó fe visitarme toda la semana pasada y procuró que mantuviera la mente ocupada en otra cosa, lo cual más o menos funcionó. Hasta salimos a correr el sábado por la mañana, aunque me di cuenta de que no le gustaba hacerlo pero trataba de aparentar que sí. Ahí fue cuando me sentí mal por haberlo juzgado, a él y a su hermano.
        Me percaté también que la escuela no era la misma que el lunes y martes, pues ahora todo estaba muy silencioso y las personas procuraban hablar mediante murmullos y casi no había estudiantes solos por los pasillos. Todos parecían estar alerta e intranquilos, mientras se la pensaban más de dos veces en entrar a las habitaciones poco concurridas y, obviamente, los baños.
        —No había visto este lugar tan deprimente desde Vianca Bishop —dijo Bill, mirando a lo lejos a nuestros compañeros de escuela tan quietos y pálidos.
        —¿Quién es Vianca Bishop? —me apresuré a preguntar, sin saber de qué me había perdido.
        Bill suspiró, por lo que pude ver el vaho salir por su boca y perderse en el aire.
        —Era una chica muy popular en la escuela. Campeona del concurso anual de matemáticas y la mejor nadadora de Holmes Chapel. Era simpática y le gustaba ayudar a los demás, pero un día jueves algo pasó —de pronto la voz de Bill salió con amargura y nostalgia. Una extraña mezcla, que me hizo pensar que Vianca pudo significar algo especial para él. Y supe que la historia no tomaría un buen rumbo—. La encontraron ahogada en las piscinas de las escuela, drogada y con un bote de pastillas para dormir flotando alrededor de ella —miró el suelo y frunció el entrecejo—. Ahora nadie parece recordarla y su foto está empolvada, gastada, sucia y descuidada.
       Sabía que no debía de preguntar sobre la relación que tenía él con ella (porque sabía que no eran simples compañeros de escuela), pero aún así no fui capaz de mantener la boca cerrada, como ya era costumbre.
       —¿Eran cercanos tú y ella?
       Esperé así a que me mirara como en el bus, o que al menos, se pusiera de pie y me dejara hablando sola. Pero para mi sorpresa, eso no sucedió; en cambio sonrió levemente, como si la estuviera recordando de una manera amena y respondió con voz pacífica:—. Ella fue la única persona que nunca me juzgó por mi apariencia y prometió hacer lo posible para hacerme sonreír. No sabía que esa promesa duraría tan poco...
        Entonces no quise indagar más y ponerle limón al la herida. Me mantuve en silencio y lo miré mientras estudiaba su perfil.
        "Ella fue la única persona que nunca me juzgó por mi apariencia... ". Aquellas palabras eran como un fierro ardiendo atravesando mi garganta, porque yo estaba incluida en esos que lo habían juzgado sin conocerlo. Aparte, no imaginaba qué tan horrible pudo haber sido vivir así hasta los 20 años.
        Toda su vida siendo el bicho raro al que nadie quería acercarse, y cuando por fin llegó alguien que no era así, se va para no poder volver jamás.
        ¿Por qué se habría suicidado si era casi perfecta?
        —¿Y tu hermano también era cercano a ella? —esta vez lució incómodo y se quedó en silencio, mientras notaba cómo sus hombros se tensaban bajo se suéter naranja pálido.
        Esa es la pregunta que no debí de haber hecho. Carajo. Nunca me sale bien atisbar con Bill.
        —Algo así... —contestó vagamente, queriéndome decir que, en definitiva, no quería hablar del tema.
        Y aunque me moría de ganas por saber quién era exactamente Vianca Bishop y porqué se había suicidado, me mantuve callada. No debía de meterme en cosas que no eran de mi incumbencia, y no lo haría.
       —Uhm, me dio sed —cambié de tema—, iré por un jugo. ¿Quieres venir?
       —Claro —se puso de pie al igual que yo y caminamos en silencio hasta la cafetería.
       Algunas miradas se posaron en mí con poca discreción, pero sin tomarles importancia, me acerqué hasta el mostrador para pedir mi jugo de cítricos y de paso un paquete de galletas de vainilla.
      —¿Quieres? —le ofrecí a Bill mientras abría el paquete.
      Dio un ligero asentimiento con la cabeza y tomó una galleta, para después llevársela a la boca y comenzar a masticarla. Bill se veía gracioso cuando comía.
      —¿Vamos a caminar? —pregunté después de unos segundos. El chico alto de ojos verdes asintió con la cabeza, y así ambos comenzamos nuestra caminata por los jardines escolares, en silencio como ya era costumbre.

Silence Street | Bill Skarsgård Donde viven las historias. Descúbrelo ahora