Capitulo 5: En la Boca del Lobo

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- Esto es una pesadilla.- le dijo Emma a Duusu un tanto desesperanzada.
- Tranquila Emma, todo va a salir bien.- la alentó su kwami.

Ambas se encontraban en las puertas de hierro de la enorme mansión a punto de enfrentarse a uno de los mayores desafíos mentales de todos los tiempos. Tenían que recorrer los pasillos de la que en el futuro sería la casa de la chica mientras Emma tenía que evitar ser descubierta por su papá y su abuelo y Duusu por Plagg.
Ella sabía que tenía que comportarse, que la misión lo era todo, pero no podía evitar que todo se le descolocara con el simple hecho de pensar en ver de vuelta vivos a Adrien y Gabriel en la misma habitación.
Largó un fuerte suspiro, acomodó bien su mochila, en donde Duusu se escondía y apretó el timbre de la residencia.

- ¿Quién es?- la voz de Nathalie se escuchó secamente del otro lado del parlante.
- Soy Emma, -dijo ella con la voz un poco temblorosa, no importaba en que año estuviera esa mujer le ponía los pelos de punta- vengo a ver a Adrien por un trabajo de historia que tenemos que hacer.

No se escuchó ninguna palabra más, y luego de unos segundos se abrió el portón de metal brindándole acceso.
Antes de que pudiera llegar a la puerta principal, Adrien abrió está y salió con la mejor sonrisa falsa que podía dar, cosa que no pasó inadvertida por su hija.

- Ey, hola. Por favor, pasa.

Estaba exactamente igual a como en el futuro, pero había algo extraño en el ambiente. Todo parecía con menos vida, no tenía esa calidez que ella recordaba. Emma no pudo evitar preguntarse si su padre había vivido toda su vida acompañado por ese frío.

- Adrien ¿Y esta señorita quién es? Nunca la había visto antes.- resonó la voz de Gabriel Agreste, el cual se encontraba en las escaleras, por todo el lugar.

Su mirada impasible hizo contacto con los ojos de la chica y algo se removió en su interior, la misma sensación que había sentido su hijo -desconocida para él- cada vez que se encontraba cerca de ella. Por el otro lado el corazón de Emma estaba por explotar de felicidad. Los tres se encontraban allí, y ella no podía estar más llena, aunque fueran las versiones del pasado y faltaran otras personas más.

- Ella es E...- comenzó a hablar el rubio, pero su voz cesó al ver cómo la chica se echaba a correr en dirección a su abuelo.

Ella subió corriendo las escaleras y se tiró a sus brazos. Tanto Adrien como Gabriel se sorprendieron ante la repentina acción de la chica. Para desgracia de esta, se percató tarde de lo que acababa de hacer.
Diablos, lo arruiné.
- D-d-disculpe señor, no fue mi intención...- dijo mientras cortaba rápidamente con el abrazo.
- Que particular señorita.
- Lo siento padre, ella es muy... efusiva.- le dedicó una mirada de muerte.

Adrien subió las escaleras y tomó por los hombros a Emma, para luego arrastrarla hacia su habitación.

- ¿Pero qué rayos ha sido eso?- casi que gritó el chico de ojos verdes una vez cerrada la puerta de su cuarto.
- P- perdón, me exalté un poco.- ella trató de defenderse.
- ¿Un poco?-largó un fuerte suspiro- Claramente te pasaste de la raya.
- Una vez más, lo lamento.-su mente comenzó a ingeniero una excusa convincente -Es que es la primera vez que estoy en frente del gran diseñador Gabriel Agreste, mi mamá adora a ese hombre.

- Bueno,-dijo Adrien para nada convencido- mejor dejemos esto por ahora y centrémonos en el trabajo.
- Por mi perfecto.-dejó su mochila en la cama del joven- ¿Se te ocurrió algún tema?
- Había estado pensando en la Revolución Francesa.
- Uff, un tema bastante complejo.- sacó una cartuchera y un par de hojas en blanco- Me agrada tu estilo. Pongamos manos a la obra.

Y así ambos se pusieron a trabajar. Por un lado se notaba la clara conexión entre ambos, ya que trabajaban con una armonía y fluidez que daba miedo. Por otro, la tarde pasó con cierta incomodidad entre ambos. La comunicación era la necesaria como para poder realizar bien el trabajo. Por parte de Emma habían ciertos intentos de acercamientos amistosos con las mejores intenciones, pero eran repelidos rápidamente por la frialdad en las cortantes respuestas del chico de ojos verdes. Y con lo que respecta a Adrien, habían miradas analíticas cada dos por tres de su parte hacia Emma, tratando de ver si podía encontrar algo en ella que le diera alguna pista de algo. La rubia claramente se percataba de estas y conforme pasaba el día más molestias le causaba.
Al terminar el trabajo ella guardó sus cosas en la mochila, la cual seguía en la cama de Adrien. Cuando se dió vuelta para anunciarle al rubio su partida pudo ver cómo este la observaba fijamente para luego voltear rápidamente su mirada para evitar todo contacto visual con ella.

La Viajera Del Tiempo (Miraculous Ladybug)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora