Capítulo 31

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Kal-El

Muchos podrían considerar que manejar un régimen durante tanto se volvería más fluído, menos caótico, con personas acostumbradas a la vida que les fue regalada. Pero no era así. Las personas a veces estaban "hartas" tal vez considerando la revolución.

— Las personas son tan egoístas. — Azotó la mesa de juntas. Solo, frustrado, iracundo, con la cabeza revuelta y con una compañía que ya no volvería por qué él mismo la mató.

Diana.

Ella entendería su renegar y el enojo que le causaba cada nueva revuelta, protesta y simple conflicto que escuchaba en el radio alcanzable de su super oído. Kal-El dejó la mirada fría en donde se sentaba su segunda; la guardo recelosa hasta cerrar sus ojos concentrándose en cada sonido distinguible. En el mundo fluyendo, en las personas, los lugares, la naturaleza.

No había villanos, crímenes, desigualdad, pobreza, hambruna o contaminación que pudiera atentar contra la vida de los seres de la tierra ¿Entonces por qué? Por qué razón se levantaban contra un tirano benevolente. Que veía por el pueblo, que castigaba cualquier ínfimo disturbio, sí y no toleraba la contradicción ¿Pero acaso no era mejor de ese modo? Obedientes y firmes a la ley.

Pasó la mano entre el cabello con más canas adornando la experiencia y los años. La vista cansada. Su comunicador saltó sencillamente para darle información de otra protesta;una revuelta entre los civiles contra los elementos de seguridad. Además de un anuncio más extraoficial... su hijo parecía haber llevado al "prisionero" a otro lugar.

No iba a soportarlo más.

Richard

— ¿Y qué buscaba exactamente? — Exclamó recorriendo con saltos y piruetas sobre techos y cornisas. Finalmente podía ser libre como el ave que era. El viento en la cara, los músculos estirándose. El traje a tres tonos que le volvía un distintivo de ser aún un miembro activo de los amos. — ¿Darte un sermón sobre tus decisiones? Hemos hecho cosas buenas también ¿No?

Eso quería creérselo cuando lo decía. — Escucha... Bruce. Me he equivocado tantas veces como tú. Entiendo que al final no era tu visión... nuestra visión de justicia pero...

— Funciona.

La voz gruesa traspasó sus oídos haciendo mella, logrando detener al acróbata que se sentó sobre un borde. — Mucho mejor de lo que esperábamos. Eso al menos de manera superficial. La conducta, respeto y las acciones a pesar de ser buenas las hacen por obligación, no por qué ellos lo quieran de ese modo, Bruce. Eso al final de cuentas...

— Es una esclavitud, Richard. Gotham jamás fue tranquila, siquiera en los siglos pasados. La gente de la ciudad guarda su rabia, los impulsos. Los hacemos sentir observados. Y no solo Gotham, el mundo entero.

— Necesitan libertad. — Agregar Dick y aunque no lo vió el silencio le otorgó razón. — Todo esto no es por que sabes que ahora es tu hijo biológico ¿No? Bruce. Sabíamos todo esto desde hace años. Una década ¿Por qué hasta ahora vuelves a cuestionarlo?

— Por qué creí en las palabras de Superman justo como todos lo hicieron. — La sinceridad se sentía en cada palabra que en ese momento le daban vergüenza. — Y aún en este momento en que lo estoy cuestionando...

— Sabes que tienes mi apoyo, Bruce. En lo que sea.

— Lo sé.

Jason

Las piezas iban encajando. Talia parecía estar satisfecha por el trabajo realizado. Por la unión final de Timothy al juego y el conjunto que ahora hacían con él y Conner. Los comunicados con la Líder de asesinos eran discretos, concretos, claros. Slade estaba moviéndose sobre el tablero así que ellos iban a dar receso de sus actividades, al menos, las de debajo de la superficie. Las revueltas y disputas en diferentes sectores del Estado eran buenas en ocasiones pero debieron expandirse para no crear sospechas sobre una población en concreto.

Quiero que seas mío.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora