De recuerdos enfermos y shipps accidentales

Tranquilo

Los rayos de luna que atravesaban el cristal hacia sus ojos, las hojas que caían delicadamente al lago, el suave tacto de su piel con el asiento y los búhos buscando compañía. Era todo tan tranquilo, pero él temblaba. Al lado suyo la puerta está abierta, en su puesto de copiloto podía oír a su compañero cantarle, aunque no entendía que cantaba solo escuchaba la melodía, una melodía tranquila.

El pelinegro volvió a su asiento y comenzó a acariciar su cabello, él seguía nervioso pero no podía hacer nada, busco mover las manos pero no las sentía, articular palabra pero eso solo sería condenarse más, lo sabía bien.

Finalmente el piloto se cansó y salió del auto, el rubio empezó a tranquilizarse pero vió como el de abrigo azul tiró las llaves del auto a lo profundo del lago, como el vehículo avanzaba y él era el único adentro.
Sintió como la cinta adhesiva no se desprendía y como el nudo de la cuerda seguía tan firme como antes.

"-Te odio tanto, Craig Tucker." Fue el pensamiento que ahogó finalmente al rubio.

"-Y ahora, ¿cómo carajo vuelvo a casa?" Murmuró el otro sentado en la falda del muelle, observando tranquilo.