Capítulo 3

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Le doy vueltas con el tenedor una vez más a mi almuerzo, consiste en brócoli, zanahoria, habichuelas y salmón ahumado. Sabe bien, lo admito, pero mi alma pide a gritos un pequeño trozo de pizza, la cual en este momento está disfrutando Jenna.

 Me encuentro en mi hora de almuerzo y estoy poniendo todo mi empeño en bajar de peso, de hecho, he averiguado todos los gimnasios disponibles en Siracusa, ya veré cual elijo, dependerá mucho de donde consiga una plaza

 – ¿Realmente piensas sobrevivir a base de hiervas el resto de tu vida? –

 Dice esto y seguido mete otro trozo de esa deliciosa pizza de pepperoni y aceitunas negras a su boca. 

Maldita sea, la envidio tanto. Puede comer y no engordar, la muy pillina saborea aún más la pizza, sólo para hacerme babear. Es tan delgada como un palillo dental.

 – Cuando he dicho que iba a bajar de peso lo hacía muy en serio – Aclaro, luego metiendo un poco de brócoli a mi boca para masticarlo y finalmente comerlo añado– Además, existen personas que han vivido así toda su vida. Ya todas las calorías que necesita mi cuerpo las he comido en 24 años – 

Hace un gesto de desaprobación con su cabeza, seguido sorbe un poco de coca-cola de su vaso, la envidio tanto.

– Te he dicho un millón de veces que no estás gorda, eres una chica con curvas – 

Le hago un gesto con la mano para indicarle que no insista en hacerme sentir mejor, la verdad sea dicha: Estoy gorda.

 Continúo comiendo para no centrarme en el tema en cuestión, ya he pensado mucho en ello desde que soy una niña

 – ¿Al final dejarás siempre la ciudad? – 

Cuestiona, es la única persona con quien he hablado del tema, esto es porque Jenna es la amiga más cercana que tengo hasta ahora.

 La conocí en la Universidad, fue por casualidad, ambas hacíamos la fila para el almuerzo y hemos visto un anuncio sobre la cena de navidad de la Universidad, las dos estuvimos de acuerdo en que no iríamos a un evento como ese sólo por no encontrar un vestido adecuado para la ocasión, al final acabamos hablando de todo y como dice ella: No hemos parado hasta ahora.

 Ella estudiaba diseño gráfico, actualmente trabaja en una empresa de diseños llamada C&A Designe que está justo frente a Building Corporation, donde yo trabajo, prometo que ha sido una casualidad.

 Le respondo decidiendo ser honesta – Sí, de hecho, hoy presentaré mi carta de renuncia. Trabajaré hasta el 15 de enero – Veo como sus ojos azules se tiñen de tristeza al escuchar mis noticias, continuo – He estado buscando una plaza en Siracusa quiero un lugar céntrico a un precio accesible, también he estado viendo los empleos disponibles y enviando solicitudes. Me gustaría marcharme a más tardar el 20 de enero para tener tiempo de adaptarme a la nueva ciudad –

 Jenna reacomoda su castaño y ondulado cabello a un lado de su cara, toma otro sorbo de su coca-cola mientras piensa como responder a lo que he dicho.

– Estoy feliz por ti, finalmente estás siguiendo tus sueños. Sé que luzco triste, pero no es fácil apartarme de ti, siendo que nos vemos todos los días para hablar cosas sin sentido – Sé que no ha terminado de hablar por la forma en que piensa sus siguientes palabras – Sólo puedo decirte que vayas y seas muy feliz, te mereces todo lo mejor en el mundo. Por favor: Encuentra un hombre. Lo necesitas – 

Ya sabía yo que no pasaría eso por alto, según ella no entiende como es que he sobrevivido todos estos años sin un hombre entre mis piernas, la he citado textualmente. Lo que queda de la hora de almuerzo lo gastamos conversando sobre su nueva conquista, según me ha dicho se llama Renzo y es bombero, lo conoció la semana pasada mientras hacían el simulacro de incendios en C&A Designe. 

Espero por favor que todo vaya bien si no tendré que verla por dos semanas sentada frente a su TV viendo lo que yo le llamo "La serie de los corazones rotos de Jenna" pero el resto del mundo la conoce como: Glee. La ha visto sin exagerar al menos 10 veces y sepan que solo la primera vez fue porque era la serie de temporada, las 9 restantes han sido por despecho.

A la 1:00 p.m. en punto paso por la puerta principal de Building Corporation, como siempre Amanda, la recepcionista, me sonríe ampliamente dándome la bienvenida por segunda vez en el día. 

Es muy amable y siempre tiene una sonrisa alentadora, su tez es morena y su cabello afro arreglado muy al estilo de Whitney Houston en la década de los 80. 

Paso de largo y entrando al ascensor marco enseguida el número 15, el piso donde se encuentra la oficina de recursos humanos, voy camino a llevar la carta de renuncia, mientras el elevador llega a su destino, arreglo un poco mi camisa celeste y ajusto mis pantalones de mezclilla, si, no crean que ando con vestidos y zapatos de tacón como lo haría una dama perfecta. 

Usualmente siempre voy en camisas, pantalones de mezclilla y botas, qué decir del casco y chaleco que van de la mano conmigo. 

No mentía cuando dije que estoy en medio de una profesión atestada de hombres. Salgo del elevador y me dirijo con convicción a mi destino, me encomiendo a Dios, todo saldrá bien, lo sé. 

Atrévete a IntentarloWhere stories live. Discover now