Capítulo 8

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Mis últimos cuatro días en Salt Lake City se han ido volando.

 Eso es porque he gastado mi tiempo organizando todo, desde vender mis cosas del departamento, el auto y alguna que otra prenda ya que no vale la pena llevar tanta carga a Sircausa, hasta pagar el dinero correspondiente de mi nueva plaza y la primera mensualidad del gimnasio.

 He encontrado a última hora un apartamento disponible, está a veinte minutos caminando de la Universidad y lo mejor de todo es que en la planta baja del edificio hay un gimnasio. 

Doy una última mirada a mi viejo apartamento y finalmente cierro la puerta, siento melancolía, este ha sido mi hogar y aquí he pasado momentos felices, pero debo decir adiós. Mis maletas ya están en el taxi que me llevará al aeropuerto, sólo falto yo. 

El camino al aeropuerto es corto, pero uso ese tiempo para pensar en algo que viene dando vueltas en mi cabeza desde la noche en que Jenna me envío el correo antes de ir al apartamento de Renzo. 

De seguro tuvieron sexo. Eso no lo pongo en duda, menos siendo Jenna como es. Sé que ha tenido relaciones con varios hombres y a pesar de que siempre me repito que eso no es necesario para ser feliz, últimamente me he estado sintiendo mal por tener 24 y ser virgen, todavía 

– Joven, hemos llegado – El señor del taxi interrumpe mis pensamientos, ni siquiera me había dado cuenta.

 Mantiene la puerta abierta para mí con mis maletas ya en el suelo, sus ojos grises ya ancianos me apremian. Le sonrío y me bajo colocando el dinero en su mano. 

Tomo mis maletas y me adentro en el Aeropuerto Internacional de Salt Lake City, mi vuelo sale a una de la tarde, son las once y media por lo que extrañamente voy a tiempo. Se preguntarán por qué nadie de mi familia ha venido a despedirse de mí, esto es porque así lo he decidido, la noche de ayer hemos hecho una cena en casa de mis padres y esa fue la despedida, soy muy sentimental y les aseguro que si hoy estuvieran aquí yo no me subiría a ese avión. 

Me dirijo a realizar el Check in, una amable rubia me atiende con una sonrisa de comercial

 – Me permite sus documentos por favor –

 Va impecablemente vestida con traje azul a la medida, yo en cambio llevo un ajustado pantalón de mezclilla, zapatillas converse rojas y polera blanca con la frase "BE HAPPY" trazada en el medio con letras negras. 

Sí, mi deseo en una polera. Tiendo hacía ella mis documentos, ella los toma y de inmediato procede a registrar no sé qué cosa en el computador. 

Siento mi celular vibran en el bolsillo trasero de mi pantalón, lo tomo, es un número que no conozco, respondo 

– Hola – Me aparto un poco del mostrador.

– Hablamos con la señorita Emma Jordan – 

Susurro un suave sí, no sé de donde me hablan.

– Le hablamos de KMB Engeniering – Han leído mis pensamientos, la chica continua – Usted ha enviado una solicitud de empleo la semana pasada y hemos considerado su solicitud ¿Podría venir a una entrevista de trabajo el lunes 22 de enero? –

 Estoy atónita, KMB Engeniering es una de las constructoras más grandes de Nueva York, les he enviado mi hoja de vida sólo por ser optimista, estoy sin palabras

 – Por supuesto que sí, ¿A qué hora? – Espero que en esa respuesta no se noten mis nervios.

 – ¿Le va bien a las nueve de la mañana? – La chica del aeropuerto me hace señas para que busque mis documentos.

– Está bien, allí estaré – Se despide con un corto "Hasta luego" y cuelga.

 Yo estoy que flipo, tomó mis documentos de la mano de la chica y con un último gracias me marcho hacía la zona de embarque. 

Debo esperar mi vuelo, mientras eso pienso en lo que me espera justo cuando ponga un píe dentro del avión. 

Espero que todo marche bien, que las decisiones que tome sean buenas y si no son buenas encontrar una forma de remediarlo, cinco horas me separan de mi nueva vida, cinco horas me alejan de mi sueño, cinco horas me apartan de mi nueva yo. Voy a estar bien, seré feliz.

 Lo repito en mi cabeza una y otra, y otra, y otra vez.

Atrévete a IntentarloWhere stories live. Discover now