Capítulo 6

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Miro el reloj de la sala, marca la una de la madrugada, Jenna acaba de irse.

 Luego de que mi familia se marchara hemos conversado en el sofá sobre todo y nada a la vez, bueno, sobre Tobías, según su versión ya no siente nada por él, solo que lo que pasó aún está vigente en su memoria.

 Según mi versión: Está enamorada de él hasta el tuétano, pero por supuesto, no le he dicho esto, no quiero que ella alimente ese sentimiento por algo que en este momento es imposible. Quiero que siga en lo que sea que tiene con Renzo y se olvide de Tobías. 

Esa extraña aventura, la cual nunca tuvo mi bendición, puso en juego mi amistad con Jenna. 

Entiéndanme, estaba en medio de mi hermano y mi mejor amiga, no quieran jamás estar en mi posición. 

No tengo sueño, he dicho a mi familia la noticia y todo ha ido bien, pero sigo nerviosa, lo que me dice que lo que realmente me atormenta es el hecho de lo que me espera, lo incierto. Ir a otra ciudad y adaptarme a ella, conocer gente nueva y estilos de vida distintos.

 Necesito calmarme, por lo que me dirijo hacía mi habitación, al entrar veo todo detenidamente como si quisiera que se guardara esa foto en mi memoria, veo mi cama echa desde la mañana cubierta con mi viejo sobrecama rosa, lo tengo desde que era una bebé. 

Justo al lado de la cama está mi pequeña mesa de noche donde guardo mis prendas y documentos, también donde duerme mi celular, sobre ella una lámpara. Frente a mi cama está mi armario, es de madera, que tipo, no lo sé, pero parece ser de buena calidad. Voy directo al armario y abro la primera gaveta, allí está mi Laptop, una vieja Samsumg que me acompaña desde que inicié la Universidad. 

La saco y la coloco sobre la cama, luego regreso al armario y tomo un pequeño banco que hay en la esquina, me subo sobre este y de inmediato puedo ver la parte superior del armario, donde guardo todos mis libros, no son muchos, pero aprecio los que tengo. 

Necesito leer para relajarme, no sé cual me vaya mejor, paso la mirada por cada uno: Tres metros sobre el cielo, no, Babi no es buena consejera en este momento, probablemente está muy ocupada decidiendo como se escapa para ver a Step. 

Continuo con mi selección, El Principito, sonrío, lo leí cuando era apenas una niña, es mi primer libro, me lo regaló papá por haber sacado buenas calificaciones en tercer grado de primaria. 

Veo 50 sombras de Grey, si, lo he leído ya tres veces y soy otra chica enamorada de Christian, pero en este momento Anastasia no puede ayudarme, admiro de ella su carácter, siempre encontró la forma de sobrellevar todo siendo paciente y domó al león, pero necesito algo más. 

De repente muy al fondo veo Hush Hush, es justo lo que necesito, la loca valentía de Nora, necesito ser valiente en este momento, ser como ella. Ir decidida, aunque no sé qué me espera del otro lado.

 Satisfecha con mi elección regreso a la cama y enciendo la Laptop, busco de inmediato mis listas de reproducción, escojo mi favorita, Salsa, tiene todas, desde las más antiguas a las modernas, las bailables y aquellas que son más románticas. 

Amo la salsa, desde pequeña he crecido amándola, esto es gracias a mi abuelo Fernando el papá de mamá. 

También fue él quien me enseñó como bailarla, aunque nunca lo he hecho frente a otros que no sean de mi familia, según ellos lo hago bien, pero soy muy tímida. Le doy reproducir y de inmediato la voz de Gilberto Santa Rosa con su canción Conciencia interrumpe el silencio de mi habitación, como he dicho antes, soy de ascendencia latina por lo que hablo español, es una de las razones por las que amo la salsa, las letras de esas canciones. 

Tarareo la canción mientras quito mis zapatos y los coloco al pie de la cama "Cuando se aferra un querer al corazón y la conciencia no tiene la razón no valen los consejos"

Me quedo allí, con esa parte de la canción. Nunca me he enamorado, no ha llegado a mí ese alguien por quien haría mil locuras.

Quizás porque me he empeñado tanto en la Universidad y en trabajar. Eso es lo que me digo a mi misma para no sentirme mal. La verdad es que ningún hombre se ha interesado realmente en mí, me han gustado chicos desde la escuela, pero nunca he sido correspondida. 

Una parte de mi quiere amar ciegamente como aquel que escribió esa canción, graciosamente mi conciencia me grita que nunca encontraré a ese alguien, y como siempre, mi corazón cobarde se queda callado dándole por defecto la razón. 

Me recuesto y libro en mano decido dejar esos pensamientos a un lado e inicio mi lectura: Chauncey estaba con la hija de un granjero en la orilla del río Loira...

Atrévete a IntentarloWhere stories live. Discover now