Harry Potter y la Hija de Poseidón.

Nueve.

Habían pasado ya dos meses desde que Percy Jackson había desaparecido, y sus cosas a lado de su cama en el dormitorio de las chicas hacían su ausencia mucho más presente. 
La mayoría de los alumnos de Hogwarts sabían sobre la azabache, sabían que tendía a desaparecer de la noche a la mañana y esperarían su regreso, cuando a veces terminaría en la enfermería pues llegaba llena de heridas inexplicables. 
Pero dos meses ya eran demasiado, sus usuales desapariciones duraban un par de días, tal vez una semana como máximo. 

Y al parecer ni Dumbledore ni el resto de profesores sabían que podría ser de la azabache, pues después de dos meses, habían decidido enviar de regreso sus pertenencias con su madre a América. 

Harry no sabía como sentirse al respecto, los primeros tres años de su estadía en Hogwarts apenas y había sido consciente de la existencia de Percy, habiéndola catalogado meramente como "la mejor amiga de los gemelos Weasley". Sabía que era un personaje misterioso dentro de los pasillos del castillo, una chica talentosa de la que nadie dudaba. En un principio había pensado que ellos dos circulaban en dos orbitas completamente diferentes, él siendo el niño de la profecía y ella simplemente parecía tan ajena a todos los asuntos mundanos que pasaban a su alrededor. 
Después de conocerla más gracias a haberle pedido ser su compañera en el Torneo de los Tres Magos, ahora sabía que en realidad parecían ser más similares de lo que jamás habría adivinado. Había algo en su mirada verde que se parecía tanto a la suya propia, que Harry había descubierto un lugar seguro a lado de la azabache.

Y ahora que se había ido, él estaba preocupado, triste y enojado. 
Lo había dejado. 

Le había quitado esa seguridad, esa sensación de que era comprendido, sensaciones que eran mucho más fuertes que cuando estaba con Ron y Hermione. 

Ahora ya no la tenía como compañera, y Moody había tomado el cargo de su tutor. 
Cosa que no era lo mismo, Moody solo lo preparaba para lo que venía, pero Percy había sido un apoyo de verdad, tanto fuera como dentro de las pruebas. 

Los rumores que corrían por toda la escuela eran varios: Unos decían que oficialmente había desertado de la escuela, y probablemente habría vuelto a América para estar con su familia simplemente, pero si ese hubiera sido el caso, su familia habría avisado a la escuela. 

Si ese fuera el caso, me habría avisado a mi o a los gemelos, ¿no es cierto?, pensó Harry la primera vez que escuchó aquel rumor. 

Otros decían que era una de sus escapadas que a veces tenía, pero que algo había salido mal y por eso no había regresado.
Eran aquellos mismos quienes creían que había muerto y su cuerpo se encontraba en algún lado del bosque, así como lo había estado el de Barty Crouch. 

Pero Percy Jackson no habría simplemente muerto, ¿verdad? Es una de las mejores brujas de su generación, era lo que pensaba Harry, y algunos otros que habían llegado a conocer personalmente a la azabache, entre ellos, Cedric Diggory. 

Harry no esperaba encontrarse al Hufflepuff paseando a las orillas del Lago Negro, él había ido en un arranque de emociones, esperando (deseando) encontrar a Percy. Le sonreiría de lado, tal vez incluso lo abrazaría y entonces le pediría perdón por haber desaparecido de repente. 

Tal vez Cedric esperaba lo mismo. 

—Hola, Harry —le saludo Cedric con una sonrisa amable, aunque sus ojos se veían inundados en preocupación—. Supongo que estamos aquí por la misma razón.

Harry asintió.

—Percy —simplemente dijo el de lentes—. ¿Tú... sabes algo? 

Harry no había formulado bien su pregunta, pues no sabía exactamente lo que quería preguntar. ¿Sabía algo sobre a donde había ido Percy? ¿Sabía si Percy seguía viva? ¿Sabía si Percy estaba bien? ¿Qué sabía sobre Percy? Harry se había dado cuenta recientemente que no sabía casi nada sobre la azabache, los pocos almuerzos que había compartido con ella y los gemelos le decían que era alguien divertida y confiable, lo que decían de ella los demás le decía que era alguien fuerte y con quien no deberías meterte, pero en realidad no sabía nada de su vida personal más allá de que sus mejores amigos eran los gemelos Weasley y que había estado en algún tipo de relación romántica con Cedric.