Harry se encontraba dando vueltas en su habitación cuál león enjaulado, nunca mejor dicho.
Acababa de ser castigado y además, expulsado de Hogwarts al haber utilizado magia fuera de la escuela siendo aún menor de edad. Estaba solo en casa y enojado, últimamente la ira era la única emoción en su mente.
Ninguno de sus conocidos había respondido a sus cartas durante todo el verano, ni siquiera Sirius, la persona con la que más quería tener contacto pues tenía algunas preguntas que hacerle sobre su padre.Había intentado hablar con su tía Petunia, esperando que tal vez su madre hubiera dejado algún tipo de pista sobre la familia de su padre, pero tan pronto como había mencionado el apellido Potter, su tía se había cerrado a cualquier tipo de conversación con él.
Si tan siquiera supiera dónde estaba la supuesta hermana de su padre, no tendría que estar pasando por todo eso. O por lo menos eso quería pensar, si su tía paterna no se había puesto en contacto con él a pesar de que ambos pertenecían al mundo mágico, ¿no quería eso decir que no quería nada que ver con él?
Sus trágicos pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó un ruido en el pasillo. Tomó su varita y se preparó para lo peor, no es que importará volver a utilizar magia cuando ya había sido expulsado.
La puerta de su habitación se abrió, revelando del otro lado a Moody, está vez el verdadero, no el loco farsante de Barty Crouch Jr. con el que tuvo que lidiar el año pasado.—Vamos, Potter, tenemos que sacarte de aquí —le apresuró Ojoloco bajo las miradas curiosas de demás magos que Harry no conocía.
Después de unas breves presentaciones fuera de la casa de los Dursley, todos tomaron sus escobas y se alzaron en vuelo hacia un lugar desconocido para el de lentes.
No sabia a dónde iban, pero la sola emoción de volver a montar una escoba fue suficiente para despejar un poco la mente de Harry.
Cuando volvieron a tocar el suelo, se encontraban frente a un conjunto de edificios, dónde Harry se dió cuenta que faltaba un número pues se saltaba del 11 al 13. Moody utilizó algún hechizo y otro edificio comenzó a emerger entre los antes mencionados, dando lugar al número 12 de Grimmauld Place.Al entrar, se encontró con un largo y angosto pasillo, el tapiz en las paredes parecía viejo y antes de que Harry pudiera seguir analizando el lugar, los magos que habían ido a recogerlo de casa de sus tíos comenzaron a pasar a lado de él, empujándolo un poco hacia una de las paredes. Todos los adultos se dirigieron en fila india a la puerta al final del pasillo, de la que Harry podía llegar a escuchar algunas voces conocidas, como los Weasley e incluso la de Sirius.
Su corazón comenzó a latir fuerte en su pecho, ahí estaba su padrino, quien podía tener la respuesta a la pregunta que había ocupado la mente de Harry todo el verano.
Avanzó a grandes zancadas hacia aquella puerta y sin siquiera tocar, la abrió de par en par con fuerza. Su atención ignoró a todos los presentes tan pronto como su mirada verde cayó en Sirius.
—Tenemos que hablar, ya —no fue una pregunta, ni un sugerencia. Era una orden, Harry no estaba seguro de poder aguantar mucho más sin respuestas.
¿Tenía más familia o no? ¿Esa familia lo quería o no? Y si lo querían, ¿por qué habían dejado a Harry tantos años solo?
La habitación entró en completo silencio después de su interrupción, siendo la señora Weasley la primera en salir de su trance.
—Harry, querido. ¿Por qué no hablamos de esto en la cena? Así nos podrás decir a todos —le dijo Molly mientras se acercaba y ponía una mano en su espalda, intentando guiarlo fuera de la habitación—. ¡Estás más delgado que el verano pasado! Pero no te preocupes, podrás comer todo lo que quieras en un rato. Vamos, te llevaré a tu cuarto.
ESTÁS LEYENDO
Harry Potter y la Hija de Poseidón.
FanficComenzamos desde el cuarto año de Harry Potter, él ha conocido a Perceia Jackson desde que comenzó a estudiar en Hogwarts, aún así él nunca ha logrado descifrar el secreto que ella esconde y que la obliga a desaparecer por días enteros y regresar co...