Capítulo 3

180 36 4
                                    




*189 DÍAS ANTES*

-¡Ya es hora de levantarse, Connor!- Dijo Alice entre risas tirándose encima de él, para despertarlo.

- 5 minutos más...- Respondió con la voz ronca.

- Te lo advertí.- dijo poniéndose de pie, mientras se cruzaba de brazos.- Llegarás tarde a clases.

- Okay, okay, ya voy.- habló apoyando sus codos en la cama, con una sonrisa en su rostro, la miró.- ¿Contenta?.

Alice solo le dedicó una sonrisa, la cual dejaba ver que le faltaban dos dientes de adelante, para luego salir de la habitación. Connor soltó una risa por su aspecto. Ella era su pequeña hermana de 5 años de edad. Tenía ojos marrones, cabello negro, liso y con flequillo. Ella era una niña muy risueña.

Connor se dejó caer nuevamente en su cama, suspiró y haciendo su mayor esfuerzo se levantó. Lo primero que hizo fue ir hasta su escritorio y tomar su celular, que se encontraba cargando. No le sorprendió ver que tenía mensajes de Katy, su novia. Sonrió ante aquellos mensajes.

Connor era un chico alto, de tez morena, ojos marrones, cabello negro ondulado, fornido. Desde el punto de vista de la mayoría de las chicas, él era demasiado atractivo.

Luego de haberse vestido, fue a la planta baja a desayunar con su familia. Estando allí vio a su padre sentado en la cabecera de la mesa, mientras bebía un café y leía el periódico.

-¿Cómo amaneciste, campeón?.- Le dijo mirándolo, sonriéndole.

-Muy bien.- Tomó asiento en la mesa.-¿Y tu papá?.

-Bien, gracias hijo.- Darren era un hombre de unos 40 años de edad. Aunque Connor y él no tenían un gran parecido físico, algo que sí compartían era la sonrisa de dientes perfectos.

-¡Aquí viene el desayuno!.- Dijo Rosie, su madre, saliendo de la cocina con una gran plato repleto de panqueques en una mano, y en la otra una jarra de jugo natural de naranja. Ella era una mujer muy optimista y cariñosa. Llevaba su cabello negro recogido en una coleta. Su piel era del mismo tono que la de Connor, y era de estatura mediana.

Cuando todos estuvieron sentados en la mesa, comenzaron a desayunar. A Connor le gustaba la hora del desayuno porque podía platicar con sus padres. Normalmente, cuando él llegaba de la Universidad, ellos no se encontraban en casa por el trabajo y Alice siempre estaba en la casa de la niñera. La relación que él tenía con sus padres era muy estrecha y no le agradaba tener que esperar hasta la cena para poder hablar con ellos. Cuando vio el reloj de su muñeca, se sobresaltó porque faltaban 15 minutos para entrar a clases. No quería llegar tarde.

-Es hora de irme.- Dijo mientras se paraba y se dirigía al perchero para tomar su mochila.

- Mándale saludos a Katy de mi parte.- Dijo Rosie, alegre.

-Connor, mañana vendrán unos compañeros del trabajo a cenar.- Anunció Darren.- Trata de no hacer planes para esa noche.

- Está bien.

-Conduce con cuidado.-Dijo haciendo una guiñada.

Connor le dedicó una sonrisa. Tomó las llaves de su auto y se dirigió a la entrada.

-¡Te amamos, hijo!.- Escuchó a su madre decir, mientras cerraba la puerta.

Caminó hasta el garage y se acercó a su Porshe Panamera gris, el cual se lo habían regalado hace un mes por su cumpleaños número 18. Le sacó la alarma, se subió a él, y tomó rumbo hacia Stanford.

Al haber llegado, divisó una mata de cabello castaño a lo lejos, y de inmediato supo que era Katy. Ella era una chica muy bonita, con sus ojos verdes y su delgada y buena figura. Varios chicos desearían tener la suerte de Connor. Después de estacionar, el pelinegro se dirigió hacia su novia, y en cuantos los ojos de ella se posaron en él, la chica se tiró a sus brazos, besándolo de una forma un poco inapropiada para estar en una universidad.

Cuando el timbre dio por comenzadas las clases, todos los alumnos de segundo grado subieron las escaleras y entraron a sus respectivos salones. Mientras que los de primer grado permanecieron en la primer planta. Katy y Connor entraron a su primera clase tomados de la mano, eso le llamó la atención a el profesor de la clase:

- Connor Waters y Katy Johnson, separense ahora mismo.- Ordenó el hombre.

- ¿Acaso está celoso, profesor?.- Dijo Katy, ingenua, provocando que las risas estallaran.

- ¿Cómo ha dicho, señorita?.- Preguntó irritado.

- Que ya nos separamos.- Intervino Connor, soltándole la mano a la chica, dedicándole una mirada matadora.

- Tomen asiento.- Dijo el profesor, hablándole a los demás alumnos.

Luego de una larga hora de clases, Connor sintió la necesidad de ir al baño. Se dirigió al escritorio del profesor para preguntarle si le daba permiso. Éste se lo permitió, y el chico salió del salón.

Connor tuvo que bajar las escaleras, porque los baños se encontraban en piso de abajo. Estando allí, caminó tranquilo por los pasillos. Escuchó un portazo y unos pasos apresurados a sus espaldas. Miró por encima de su hombro para ver de quién se trataba, pero no logró saberlo, ya que dicha persona venía caminando cabizbajo. El morocho no le dio mucha importancia, y siguió en lo suyo. Al cabo de unos segundos, Connor sintió como lo chocaban bruscamente por la espalda.

El chico que venía caminando detrás levantó la vista y miró fijamente a los ojos de Connor, ofreciéndole una disculpa, y siguió con su camino apresurado. El pelinegro quedó fascinado por el azul de los ojos de aquel chico. Él sabía que ya lo había visto en alguna otra parte. Cuando lo perdió de vista, Connor se percató de que se trataba del muchacho de la biblioteca. Una sonrisa torcida se dibujó en su rostro por aquel encuentro.

<< Que bonitos ojos tienes...>> Pensó Connor.

                                                                                                ****

Connor llegó a la biblioteca alrededor 5:30 PM. Al entrar en la gran habitación, que se encontraba vacía, lo primero que hizo fue buscar con la mirada al chico de ojos azules. Lo encontró a lo lejos ordenando unos pocos libros. Por primera vez, Connor se encontraba nervioso por ir a hablarle a un chico. Se acercó a el rubio un poco inquieto.

Estando frente a él, carraspeó para llamar su atención, y dijo:- Disculpa, ¿me podrías enseñar dónde se encuentran los libros de Administración de empresas?.

-Si, espera un momento...- Dijo Alex mientras buscaba dicho libro en los altos estantes de la biblioteca, dándose cuenta de que estaban un poco más arriba de su alcance. Por su propio orgullo, Alex no quiso utilizar su pequeño banco para poder alcanzar el libro, así que se estiró lo más que pudo para llegar hasta él.

-Oye... ¿necesitas ayuda?- Preguntó Connor rascándose la nuca.

-No.- Respondió Alex un poco brusco. Cuando por fin pudo tomar uno de los libros de Administración de Empresas, otros 5 libros más se cayeron, la mayoría de ellos cayendo en la cara de Connor.

-¡Lo siento!- Dijo Alex un tanto asustado. Genial, ahora el chico lo odiaba.

- ¡Auch!- Se quejó el pelinegro tocándose la frente, notando una pequeña mancha de sangre en su dedo.

- Lo siento...- Repitió Alex apenado.- Déjame ayudarte...

- No, es mejor que no me ayudes.- Dijo Connor entre risas, bromeando. Provocando que Alex se sonrojara.

-¿Cuál es tu nombre?- Siguió hablando el morocho.

Con la mirada fija en el piso, avergonzado, el rubio respondió: -Alex...



P.D: Lamentamos haber tardado en actualizar esta semana. Tuvimos unos problemas con respecto a eso, pero trataremos de que no vuelva a pasar.

-CelluCamm💙

• Only You •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora