Alex acudió al llamado de su padre. Jack aún se encontraba con sus amigos, bebiendo. Al llegar donde estaba él, éste lo abrazó por los hombros. El chico soltó una risa irónica por lo bajo. Era divertido ver como su padre se comportaba como un hombre muy apegado a su hijo, cuando la realidad era otra. A pesar de todo, Alex agradeció internamente que Jack lo haya llamado. Le ponía nervioso estar con Connor. Temía entablar una amistad con él; no quería exactamente eso.
El rubio tomó una gran bocanada de aire, arreglándose el traje. Instintivamente miró a Connor. Sintió sus mejillas ruborizarse al notar que el morocho también lo estaba mirando a él, con una sonrisa ladina en sus labios. Alex apartó la mirada tan rápido, que no pudo disimular. A los minutos, el rubio vio por el rabillo del ojo como Connor dejaba su asiento, y a paso lento, pero seguro, caminaba hacia él.
- Buenas noches, señores.- Dijo tomando lugar a un lado de Alex, con las manos en los bolsillos de su fino traje color vino.
Todos los hombres que estaban en la ronda lo saludaron amablemente, algunos de ellos elevando sutilmente su copa de champán. Al cabo de un tiempo, Connor supo que Alex no rompería el silencio entre ellos dos, así que se acercó un poco a él para que nadie más pueda escucharlo:- ¿Me acompañas al jardín?.
Lo único que obtuvo el morocho como respuesta fue un asentimiento de cabeza.
Cuando llegaron al lugar, Connor invitó al rubio a sentarse con él en un banco que se encontraba allí. Alex sintió la intensa mirada del chico clavada en él.
-Háblame de ti, Alex.- Pidió recargándose contra el respaldar del banco, colocando sus manos detrás de su cabeza.
El rubio inmediatamente se dio cuenta de que Connor se comportaba así para que él entre en confianza.
-¿Qué quieres saber?.- Preguntó con su mirada clavada en suelo, mientras jugaba con sus dedos nervioso.
Alex notó que el morocho no había respondido. Entonces le fue inevitable preguntarle qué ocurría:
- ¿Sucede algo?.
Connor se tardó unos segundos en contestar, observandolo.- Tienes unos ojos azules demasiado hermosos como para dedicarle esa mirada al piso. Hay veces que las miradas dicen incluso mucho más que simples palabras. ¿Podrías mirarme al hablar?.
Alex sintió sus mejillas arder. Si antes se encontraba nervioso, ahora lo estaba aún más, ya que sabía que el chico pensaba eso de él. Soltó un pequeño suspiro, y lentamente fue girando su cabeza hasta quedar mirando al morocho. Connor, al ver el indescriptible contraste que hacían sus ojos azules con la noche, sonrió mostrando su perfecta dentadura.
- Sí que eres tímido...- Dijo, soltando un largo suspiro, fingiendo estar estresado.
A Alex se le hizo inevitable soltar una pequeña risita, y Connor agrandó aún más su sonrisa ante ello.
Al cabo de una hora, ambos chicos fueron llamados para cenar. Durante la cena, incontables miradas incómodas fueron intercambiadas entre ellos. Cuando la reunión se dio por finalizada, Alex y su padre se despidieron cordiales de todos.
Cuando ambos ya se encontraban dentro del auto, Jack preguntó:
- ¿Quién era ese chico, Alex?.
Mirando por la ventanilla, sonriendo sin ser visto por su padre, el rubio respondió:- Un amigo...
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