Scared to be Lonely

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Te dedico esta parte de mi diario a vos.
A la persona que amé por demasiado tiempo, a la que amé y me amó en demasía... a vos, que fuiste causa casi eterna de mis noches en velas.

Nos conocimos, cómo no, pensando que era el momento perfecto para ser y existir como uno solo.

Y no dijiste que me amabas desde un inicio, dijiste que eras mío. Error el nuestro pensar que nos perteneciamos.

Al principio todo fue grandioso, no podíamos despegarnos el uno del otro... tanto así que incluso olvidamos la fecha en la que cumplíamos meses de novios.

Fuiste mi secreto mejor guardado, mi amor, mi juez y mi verdugo.

Reconozco que crecimos juntos, que me enseñaste a ser valiente, que me amaste en secreto hasta que te cansaste de hacerlo y que la del error fui yo.

Poco me importaba lo que las demás personas decían o pensaban de vos... la que te amaba era yo. Y eso bastaba. O eso pensaba.

Recuerdo la noche en la que descubrimos que el sonido de nuestras respiraciones era más que suficiente para poder tener una noche reparadora de sueño, la misma noche en la que descubrimos que no hace falta estar cerca para hacer el amor.

Nos prometimos demasiadas cosas, nos debemos muchas otras y nos dejamos caer en el abismo más profundo del olvido.

La noche en la que te fui infiel, la noche en la que yo me dejé llevar... dijiste que querías estar cerca y llevarme a bailar.

Recuerdo el aroma de aquel sujeto y recuerdo que yo olía a cigarrillo barato y unas copas demás pesaban sobre mi cabeza... nada es excusa para lo que hice.

Dos días después decidí contártelo.
Me armé de valor y te lo confesé.
Me preguntasté el porqué y yo contesté que no lo sabía o tal vez prefería no saber.

Intentamos estar juntos, intentamos hacer que funcione una vez más... pero el amor no alcanzaba, al menos esa vez no.

Y ahora que lo pienso... solo teníamos miedo a estar solos.

Después de nuestro cumpleaños, dijiste que las noticias dolerían más que tu distancia y así fue.

Fue la crónica de mi muerte anunciada.

Por mucho tiempo después de eso nos seguimos buscando, por mucho tiempo intenté encontrar ese sabor de tus labios en los míos y el calor de tu cuerpo en otros... fallé en el intento.

Y por otro tiempo más te amé, por otro tiempo más fui tuya y sé que también fuiste mío por un largo tiempo.

La diferencia entre nosotros radicaba en que vos aprendiste a dejarme ir, aprendiste a no vivir del recuerdo de lo que no fue. Y yo en cambio, me aferré a eso cada vez más.

Y te amé en demasía. Amé a tu recuerdo.
Me esforcé en vano por reconquistarte.

Hasta que una noche, el balde de agua fría cayó sobre mi ser, te habías enamorado de alguien más.

Supe entonces que si de verdad te quería, si de verdad te amaba como decía hacerlo... debía dejarte libre.
Y así lo hice.

Te escribí una historia.
En ese momento la titulé SEMPITERNO, ahora creo que le pondré como nombre Melancolía.

Porque eso es lo que sos y vas a ser siempre...

Mi más grande, eterna y enorme melancolía.

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