Capítulo 6

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Los labios de Jaden sabían a manzana. Dulces, frescos, adictivos. Y los extrañaba. La forma en la que se amoldaban sobre los míos, cómo los acariciaban, solo me hacían desearlos más. Y lo mismo con su cuerpo sobre el mío. Sentía cada parte de él y de su alta figura sobre la mía. Sus manos estaban apoyadas en el sofá a ambos lados de mi cama, y sus hombros estaban tensos por el repentino movimiento que acababa de hacer.

Entreabrí mi boca con la clara intención de avivar el beso, y entonces él comenzó a reaccionar, pero no de la forma que yo esperaba. Impulsándose con los brazos los flexionó alejándose de mí. No le dejé. Enganché con más fuerza mis manos en los cuellos de su camisa y tiré acercándole.

—Erin, no… —Comenzó a protestar, sus labios moviéndose contra los míos, vibrando con el choque de su grave voz.

Sentía que lo perdía, y no quería eso. Así que entreabrí de nuevo mi boca y enganché mis dientes en su labio inferior. No mordí fuerte, solo lo necesario para capturarlo y atraerlo de nuevo a mí. Y funcionó.

Un sonido mezcla de jadeo y gemido salió ahogado de la garganta de Jaden. Sus brazos dejaron de tirar lejos de mí, y su cuerpo calló sobre el mío con fuerza, más pegado que antes. Nuestras bocas se juntaron sin ser esta vez yo quien buscara el beso, y abrió mis labios con los suyos, profundizando y entrando dentro de mí.

De un momento a otro todo se calentó. Jaden se calentó. Yo me calenté. Y antes de que me diera tiempo a asimilarlo nos estábamos besando con fuego ardiente, desesperados, frenéticos. Mi respiración comenzó a acelerarse igual que la sangre corriendo por mis venas.

Jaden se hundió más cerca de mí. Usando su rodilla separó mis piernas y rodeé su cintura con ellas. Presionó contra mí con fuerza sin dejar de besarme, alterando mis nervios y erizando mi piel. Quería sentirlo más cerca. Necesitaba sentirlo más cerca.

Sus codos cayeron aproximándole aún más si eso era posible, y su mano se enredó en mi cabello alborotado. Trazó el camino desde mi coronilla hasta mi mejilla. Echaba de menos la forma en la que sus dedos acariciaban mi mandíbula, y sentirlo de nuevo así amenazaba con desarmarme. Con hacerme olvidar todo lo que había pasado y podría pasar.

Solté su camisa y subí mis dedos alrededor de su cuello, hacia sus hombros arqueados. Con un movimiento de cadera Jaden presionó de nuevo contra mí. Mis uñas se clavaron en su espalda por encima de su camisa, necesitando liberar el revoltijo de pasión y emociones que se estaba desatando dentro de mí.

Sus labios se movieron sobre los míos de nuevo.

—Erin…

Mi nombre salió estrangulado de su boca, perdiéndose dentro de un nuevo beso. Mi cerebro se derritió y todas mis conexiones dejaron de funcionar para centrarse total y perdidamente en él. Porque la forma en que dijo mi nombre finalmente me desarmó. No sólo había deseo, también había suavidad y deleite en la forma en que lo dijo. Como si él también me necesitara. Como si él también me quisiera.

La fuerza y avidez con la que el beso había comenzado fue perdiéndose poco a poco, desapareciendo del mar de nublada pasión en el que nos habíamos perdido. Me cabeza continuaba embotada cuando Jaden cepilló mis labios con los suyos en un pequeño pero intenso roce. Abrí los ojos cuando finalmente se separó, encontrándome su mirada oscura y brillante, azul como el cielo antes de anochecer.

Nos quedamos quietos, tan sólo mirándonos el uno al otro. El aire y el tiempo parecían haberse detenido a nuestro alrededor, atrapados como estábamos en el otro. Jaden rompió el contacto cerrando los ojos. Suspiró, moviendo la cabeza y rozando su nariz con la mía. Cuando volvió a mirarme el azul había clareada, pero destellos brillantes continuaban radiando.

Tentación. No te enamores de tu hermanastro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora