C U A T R O

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Los pensamientos que flotan en mi cabeza no quieren darme un respiro y eso hace que mi regreso a casa sea un trayecto jodidamente insoportable.

En mi historia, la protagonista es asesinada por un hombre con el que tiene lo que sea que involucre sexo y no sentimientos; en la vida real, dos personas juran que Alice fue asesinada por su chico. El paralelismo es evidente.

«Déjalo estar».

La insistencia de varias cornetas me sacan de donde sea que estaba hace un segundo.

Observo que el semáforo está en verde y luego veo a través del espejo retrovisor que estoy reteniendo el flujo del carril en el que me encuentro, así que acelero lo más que puedo hasta perderme entre calles y avenidas para llegar rápido a mi casa, sin joderle la vida a nadie más.

Minutos después cierro de golpe la puerta de mi departamento y me abro paso hacia mi habitación. Me quito las zapatillas y tiro mi camiseta en cualquier rincón, mientras busco un poco de maría para calmar los malditos nervios que me invaden.

Tras varias caladas, siento que puedo volver a respirar con normalidad.

Entro a mi estudio aún con la hierba entre mis labios y me siento frente al ordenador. Estoy por leer mi manuscrito cuando el timbre resuena por toda la casa.

Coloco los ojos en blanco a la par que me apresuro a apagar el porro y lo descuido en mi escritorio para poder levantarme a atender a quien sea que esté tocando a mi puerta.

Cuando abro la puerta me encuentro con Ciara, quien se toma lo que parece ser todo el tiempo del mundo para detallar mi rostro.

—Vaya, te ves en la mierda —me dice con toda la sutileza de una granada de mano.

—¿Qué coño haces aquí?

Ciara entrecierra sus ojos, como pasando de mi mal humor.

—Quería ver qué tal te te fue en el Pop Brixton.

—De la mierda.

Entonces cambia su actitud por una menos optimista.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta mientras pasa adelante, pero yo cierro la puerta y camino hacia mi estudio para no tener que responder a su pregunta.

Ciara me sigue.

—¿Qué pasó, Kieran?

Me siento de nuevo frente al ordenador y desplazo el puntero en círculos por toda la pantalla, pero Ciara pierde la paciencia y me toma de la mano para apartarme de mi distracción. Se pone de cuclillas frente a mí y su perseverancia me obliga a verla a los ojos antes de responder a su pregunta.

—Kieran...

—Encontré el bar.

Siento como el ambiente se torna gélido y más silencioso de lo normal.

—¿Y qué descubriste?

Exhalo todo el aire de mis pulmones y me inclino hacia adelante, apoyando mis codos sobre mis muslos y sosteniendo mi peso de ese modo.

—Pude hablar con una mesera llamada Felicity; ella conocía a Alice. Básicamente, me repitió al pie de la letra todo lo que escribí: la chica fue a trabajar y, al salir, su chico la esperaba en una puta moto y ella se fue con él. También mencionó que Alice recibió una llamada que la descolocó.

Paso mi mano por mi cabello antes de seguir.

—Felicity y otro camarero creen que ese chico fue quien la asesinó, pero la policía lo descartó como sospechoso.

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