C I N C O

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BLAKE

Termino de revisar las pocas noticias que conseguí sobre Alice y no puedo creer que la policía califique su asesinato como un crimen azaroso. Eso me hace entender que el tiempo y la impunidad no son importantes para quienes no tenemos a nadie en el mundo.

—Hola, soy Amanda. ¿Puedo servirte algo?

Guardo el móvil en mi cazadora para darle mi atención a la rubia que va a atenderme.

—Un ron seco estaría bien.

Ella asiente y se aleja de mi mesa.

Mientras espero por mi bebida me hago consciente de lo mucho que le cuesta a una morocha dejar de verme. Entonces le guiño un ojo esperando que venga a mí, pero ella suelta una risita de lo más ridícula y entiendo que solo espera encontrar al amor de su vida en un bar de mierda como este.

—Un ron seco —señala la mesera con una amplia sonrisa, mientras deja la bebida en la mesa.

Amanda está por alejarse, pero necesito las respuestas que vine a buscar, así que dejo que la pregunta se escape de mi boca.

—¿Conociste a Alice Hawk?

Noto cómo se contraen sus músculos. Se da media vuelta y me mira con sincera curiosidad.

—Felicity dijo que podrías volver pronto, pero ni ella ni George están de turno hoy y yo no conocí a Alice.

No tengo ni puta idea de lo que me está diciendo esta chica, pero no pienso hacérselo saber: necesito buscar la manera de descubrir con quién cree que está hablando. Si hay alguien tras el rastro de Alice, puede dar conmigo, así que debo estar dos pasos adelante.

—No pasa nada.

Ella parece compadecerse de mis palabras porque enseguida abre el pico.

—Si quieres puedo llamarlos... debes estar muy ocupado con tu libro y seguro que venir hasta acá supone un sacrificio muy grande.

«¿Mi libro?»

—¿Felicity te habló sobre mi libro?

Entonces la sangre se acumula rápidamente en sus mejillas.

—Lo siento, no sabía que era un secreto... ella no dijo nada, pero cuando mencionó que Kieran Black vino al bar preguntando por Alice, mi hermano se volvió loco y yo solo asumí que tu próximo libro sería sobre ella...

«Kieran Black».

—... él ama tus libros, no deja de hablar de ellos, pero creo que Felicity ya te puso al tanto de eso. Lo siento, estoy divagando. Por favor, no te molestes con ella.

—Tranquila —le corto el rollo porque me tiene harto de tanta habladera.

Saco un billete y lo dejo al lado del ron intacto, mientras me levanto y paso de la pesada de Amanda. Ya tengo un punto de partida, ahora solo necesito saber cómo encargarme del asunto.

Cuando me encamino a la salida, la nena que no paraba de mirarme se arma de valor para atravesarse en mi camino y abordarme.

—Hola —suelta como si fuese la mejor línea para ligar que se le pudo ocurrir.

Pero no tengo tiempo para chorradas, así que se las canto claras... después de todo, está preciosa y no me vendría mal una distracción.

—Puedo darte el mejor sexo de tu vida si te vienes conmigo en este momento.

Sus ojos se abren como platos.

Le guiño el ojo una vez más y sigo mi camino hacia la salida mientras escucho el repiqueteo de sus tacones en el concreto.

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