3. Privación sensorial

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—¡Thor! ¡Por favor, déjame ir!— Loki, a su tierna edad de 15 años había hecho enojar a su hermano.

"No quiero verte con ningún hombre" esa había sido su advertencia la cual ignoró.

Después de reencarnar hace unos años en el pequeño Serrure, y ser encontrado por Thor, revelandole su pasado junto con su título real y sus fantasmas, su hermano mayor era todo para él. Buscaba complacerlo, ser la mejor versión de Loki, pero su espíritu travieso e indomable seguía ahí.

La necesidad de crear problemas sólo por diversión era uno de sus peores hábitos, haciendo que más de una vez Thor lo reprendiera. Poseía algunos recuerdos de su vida pasada y sabía que, a pesar de todas las cosas tan espantosas que había hecho, su hermano siempre le hablaba con amor, paciencia y con tonos condescendientes.

Pero ahora, la mirada de su hermano se había endurecido, su voz profunda le hacía temblar con sólo decir su nombre.

Y lo que más le molestaba era ser llamado con su nombre mortal. Por alguna razón, ese nombre, al que había respondido casi toda su vida mortal le parecía ajeno, como un insulto. Bueno, técnicamente lo era. Bloqueado. Si no era objeto de burlas, era de lástima. Odiaba la lástima.

Odiaba que Thor lo llamara así.

Una tarde se encontraba refunfuñando por la reprimenda de su hermano por seguir con su mal hábito de robar carteras.

No toleraré ese comportamiento, Serrure, eres un príncipe, compórtate como tal.— Serrure, Serrure. ¡Ese maldito nombre! Era insignificante ¡Él era un Dios, maldita sea!.

"No dejes que te rebaje a un simple niño mortal".

"Eres mejor que eso, mi querido niño... somos mejores que eso".

—Cierra la boca, anciano— La voz del antiguo Loki solía invitarlo a desobedecer a Thor, pero él se mantenía fuerte, el amor que le tenía a su hermano era mayor.

"Está bien, muchacho cobarde"

—No soy un cobarde— susurró como respuesta, causando la diversión de su antigua identidad.

"Claro que lo eres, no quieres que Thor te regañe. Eres igual a un perro faldero"

—¡No lo soy!

"Pruébalo, entra... ahí"

Frente al chico se encontraba un local con luces color rosa neón y una cortina roja.

Éxtasis

Aquel lugar se veía extraño pero entraban hombres y mujeres como si nada.

Presa de un arrebato, caminó rápidamente hacia la entrada y antes de deslizar la cortina la mano del rubio lo detuvo.

—¿Qué crees que haces?

—Y-Yo... h-hermano...— antes de que pudiera continuar, el Dios lo guió fuera de ese lugar hasta un callejón más apartado.

—Ese lugar deshonroso no es para ti— sus duras palabras y el enojo en sus ojos le hicieron bajar la mirada.

—L-Lo siento yo... sólo quería entrar para...— ¿Para qué? ni siquiera sabía qué era— H-Hermano ¿Qué era ese lugar? ¿Por qué te molestaste tanto? No lo entiendo— los fríos ojos azules lo escudriñaron. Atrajo al muchacho hacia él haciéndolo temblar.

—No importa— lo soltó bruscamente arrancando un jadeo de miedo del menor— sólo voy a advertirte una cosa, Serrure, no quiero verte con ningún hombre— dicho eso, le dio la espalda y se alejó.

Mil Vidas (Kinktober 2018 Thorki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora