El cielo estaba nublado, tanto que parecía que el color gris se impregnaba en los edificios de la ciudad como una especie de niebla infinita.
Pequeñas gotas de lluvia comenzaban a rociar el pavimento apresurando los pasos de los transeúntes que poco a poco abrían sus sombrillas para cubrirse.
Para muchos, una tormenta significaba eso, apresurarse. Veían aquello como algo desafortunado y molesto pero para él era el más bello y trágico espectáculo.
Bello, porque era la manera en que la Tierra limpiaba todo, desatando su furia con vientos implacables, relámpagos y truenos que iluminaban el cielo en medio de una orquesta apocalíptica. Por alguna razón aquella idea tan fúnebre le parecía un bello poema gótico; amaba ese concepto.
Trágico, no sabía por qué. Había algo en la tormenta que le evocaba un sentimiento de nostalgia, como si se tratara de un llamado desesperado, una súplica oculta entre la tempestad. Cómo si alguien lo extrañara exactamente igual que él lo hacía.
Sonrió en medio de aquella idea, mirando hacia el cielo camino a casa.
Si ese día hubiera sido alguno de descanso, probablemente se habría detenido a esperar la caída del agua y empaparlo todo. Hacer eso lo relajaba pero a la vez lo embargaba un fuerte sentimiento de tristeza.
Decidió que lo mejor era seguir su camino rápidamente para poder observar la tormenta desde su balcón.
Entre el millar de edificios de la ciudad, se detuvo en uno, especialmente pequeño entre los demás. Subió por las escaleras a paso continuo hasta el quinto piso donde abrió la puerta del departamento L504 siendo recibido por un cachorro feliz.
Él prefería los gatos pero no pudo resistirse cuando encontró al pequeño animal abandonado en una caja en medio de una fuerte tormenta. Recordaba que a pesar de la mirada triste y temerosa que tenía, se acercó contento a mover su diminuta colita, como si estuviera esperando por él, esa mirada triste de ojos azules le recordaba a alguien, o mejor dicho, sabía que conocía a alguien con una mirada parecida pero que no recordaba. Desde ese día, el pequeño Torden formaba parte vital de su vida.
Cargó al cachorro recibiendo lengüetazos de su parte haciéndolo sonreír.
—Lamento la demora— acarició la cabeza del canino y lo dejó nuevamente en el suelo para llenar su tazón de comida.
Después, se quitó el saco y desabotonó su camisa, preparó un poco de café y se acercó al ventanal que daba hacia el balcón, admirando la tormenta a través del cristal. En poco tiempo aquella llovizna se convirtió en un vendaval lleno de relámpagos y truenos, haciendo que su corazón se agitara. De algún modo sabía que la tormenta le hablaba, contando su vida, esa vida que había olvidado por completo y de la cual no era capaz aún de recordar.
Y es que ¿Siempre había sido así? ¿Solitario? Con un nombre que en su boca no le sabía familiar y con un vacío en el pecho que no lograba llenar.
Se sentía desesperado igual que aquella tempestad, quería gritar, quería recordar. Extrañaba a alguien, pero no recordaba ningún nombre, ningún rostro.
Apretó la taza de café entre sus manos. Era suficiente nostalgia por un día.
Se levantó del sofá para cerrar la cortina y continuar con su noche. En cuanto le dió la espalda al ventanal un trueno cayó iluminando el cielo y cortando la electricidad.
Se quedó quieto en su lugar, intuía algo. Un nuevo trueno iluminó ahora la oscura sala dibujando en las sombras su silueta y la de alguien más. Tragó seco.
Con lentitud, giró el rostro para encontrar la sombra de alguien en el balcón. Su respiración se hizo raquítica, le temblaban las piernas, no sabía si por miedo o por el extraño sentimiento cálido que se alojó en su pecho.
Era un hombre, sin duda, que había aparecido en medio de la lluvia. Lo vio abrir el ventanal haciéndole retroceder un par de pasos. Entró recorriendo la tela de la cortina dejando ver a un hombre fornido, rubio y con una sonrisa adornando su bello rostro.
—¿Q-Quién eres? ¿Cómo…?— el hombre se acercó a él despacio. Por más que intentó no pudo moverse más, siendo alcanzado por la enorme mano del intruso que acariciaba su mejilla. Fue un calor familiar, demasiado familiar.
—Te encontré— no supo por qué le dejó acercarse a él, ni tampoco por qué correspondió su abrazo pero dentro de él sabía que lo anhelaba.
—¿Quién eres?— dijo ahora como un susurro separándose un poco del pecho del desconocido. Recibió otra caricia.
—Tú sabes quién soy— y de inmediato los cálidos labios ajenos besaron los suyos.
Fue un contacto simple e inocente y sin embargo logró estremecerlo por completo.
Se aferró a él, profundizó el beso como si hacerlo fuera tan normal como respirar.
Dejó que lo acariciara. Se permitió acariciarlo.
Se deleitó al escuchar su voz susurrarle cosas dulces y amorosas. No se sintió avergonzado cuando comenzó a desnudarlo ni cuando se atrevió a pasar su lengua por todo su pecho.
Todo era familiar, así como el sentimiento que amenazaba con explotar dentro de su pecho.
Él también lo acarició, besó y marcó su tostada piel a voluntad. Le guió hasta la habitación donde lo probó y lo dejó probarlo sin pudor, en donde sus gemidos resonaron al sentirlo dentro de él una y otra vez.
Pronunció miles de “te amo” con la misma seguridad que aquel rubio se los decía.
Se agitó debajo de su cuerpo y alcanzó el éxtasis al unísono pidiéndole más y recibiendolo.
Se sentía tan feliz de haberse dejado poseer por aquel “desconocido” que había olvidado la tormenta de afuera.
Recostados y abrazados se repartirán besos tiernos en medio de la oscuridad.
—Dime tu nombre— susurró mirándolo a los ojos intesamente.
—¿Aún no lo sabes?— le sonrió acariciando su cabello.
—Quiero recordar, ahora sé que estuve esperando por ti todo este tiempo, pero quiero saber por qué. Quiero recordar todas las veces que estuve de esta forma contigo, todas tus palabras amorosas, tus risas, tus lágrimas… por favor— el rubio acercó su rostro y susurró en sus labios.
—Thor— de inmediato recordó todo sonriendo y atrayéndolo en un beso apasionado.
En medio de truenos y relámpagos entendió que su eterna espera había terminado.
—Te he extrañado, cariño
—No importa en donde estés, voy a encontrarte siempre, Loki
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Espero que hayan disfrutado este capítulo, medio dado pero con final feliz.
Los amo muchísimo, de verdad muchas gracias por su apoyo
¡Besos y abrazos de oso!
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Mil Vidas (Kinktober 2018 Thorki)
Fanfiction¿Qué es Loki sin Thor? La respuesta siempre es variada y a la vez la misma, porque en cualquier universo ambos están destinados a encontrarse. Por cada día del mes de octubre escribiré sobre esta hermosa pareja. Cada día será distinto, pensando en t...