Capítulo 6

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Hacer que Kenzo pudiera andar otra vez ha echo que me empezara a doler la cabeza, es demasiado esfuerzo, no es como curar una herida.

Me desmayo. Lo último que recuerdo es que Kenzo me agarra para que no me caiga.

Sueño que no vuelvo a recuperar a Álex, que Briggite se convierte en mi enemiga y me quedo atrapada en este mundo, como uno de ellos, como un robot perfecto, que hace lo que Minia dice.

Cuando me despierto, Kenzo está sentado apoyado en la pared, yo descanso en su brazo. Me está acariciando el pelo tiernamente.

Me levanto alterada.

- ¿Cuánto tiempo llevo dormida?

- Dos horas más o menos.

- ¿Dos horas? ¿Por qué no me has despertado?

- Porque necesitabas dormir después del milagro que has hecho.

- Tenemos que salvar a Briggite.

- Es peligroso, ya han arreglado la luz. Te están buscando, con Álex. Han encerrado a Briggite mientras tanto.

- ¿Cómo sabes eso?

- ¿Sabes por qué tenemos estas orejas tan horrorosas? Parece que Briggite es más difícil de controlar que Álex.

- ¡Esa es mi chica! ¡Resiste Briggite!

Tus orejas no son horrorosas, son graciosas.

Mueve las orejas para arriba y abajo. Me rio.

Me mira fijamente con esos ojos tan raros y bonitos al mismo tiempo. Marrones con la pupila morada. Su cara se acerca cada vez más a la mía.

- Ah! - grito.

- ¿Qué pasa?

He sentido un pinchazo en la cabeza.

- Es Álex, está intentando comunicarse conmigo, para encontrarnos. Hay que irse lejos de aquí.

-Tenemos que ir por debajo del edificio. No queda otra opción.

- Por, por... ¿las alcantarillas?

- Exacto.

- ¡Puaj!

Así que hago caso de su plan. Un edificio tan moderno y con tanta tecnología, pero los sumideros son iguales. Intentamos ir pegados a la pared para mancharnos lo menos posible.

Llevamos un rato caminando cuando escuchamos pasos que se acercan.

- ¿Puedes volar? - me pregunta.

- Aún no, no tengo las fuerzas suficientes.

Entonces me agarra del brazo y nos metemos en un entrante.

- Tengo una idea, - me dice - te entregaré.

- ¿Qué?

- No te preocupes, es todo ficticio. Es la única forma de entrar en los laboratorios.

Yo mismo te llevaré. Así volverán a confiar en mí y será más fácil.

- ¿Estás seguro?

- Cree en mí.

- Ya lo hago.

Entonces sin yo poder o querer evitarlo me besa.

- Perdón - se disculpa.

- No..., no pasa nada.

¡Esto no puede ser! Me ha gustado que me besara. ¿A quien quiero? A Álex o a Kenzo.

Dicen que si te enamoras de dos personas, que elijas la segunda, porque si realmente te gustara la primera, no te habías fijado en la segunda. Pero, ¿y si la primera no se acuerda de mí, si me quiere matar o algo peor, lavarme el cerebro? Tengo un cacao mental.

- Ranya, ¿estás lista?

- Sí.

Me coloca unas esposas como nos habían hecho los otros vigilantes, pero sin abrochar, para que en caso de emergencia, pueda soltarme fácilmente.

- ************ - grita Kenzo.

Los guardias se acercan. Y Álex también. Me está mirando con una cara que me asusta.

- La he pillado - dice Kenzo.

- Buen trabajo - habla un hombre bajo - la gente desconfiaba de ti, Kenzo, ¿puedes caminar?

- Es que es tan tonta que se creyó el numerito de que la estaba ayudando a escapar. Me ha curado, le he dado pena.

Se rie el hombre

- Llevémosla entonces - Álex intenta agarrame, pero Kenzo le pone una mano en el pecho para evitar que me toque.

- No, no te vas a llevar el mérito de haberla encontrado, quiero dirigirla hasta los laboratorios.

- Aún no quieren experimentar con ella.

- Ahora está débil, es el momento.

Entonces Kenzo me conduce hasta los laboratorios.

Primera dimensiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora