Es increíble, cuanto más quieres acercarte a la perfección, para mi forma de ver, más imperfecto eres. Kenzo puede hacer lo mismo que cualquiera persona.
Yo le contesto:
- Yo te necesito. Me vas a ayudar a salvar una dimensión.
- ¿Lo dices enserio?
- Claro.
Le ha vuelto la sonrisa a la cara y dice:
- Este es el plan: Lo que primero hay que hacer es llegar a la base de la energía del laboratorio. Apagaremos todo, así, mientras que intentan arreglarlo, iremos a salvar a tu amiga. Hay que distraerlos, hay demasiada vigilancia. Tu amigo ya es más complicado que vuelva en sí.
Al escuchar eso he sentido una punzada en el corazón. ¿Y si no puedo recuperar a Álex?
- ¡Vamos allá! - exclamo.
Es de noche, por lo que hay menos gente paseando por ahí, pero aún así, demasiada vigilancia.
Llevo el casco puesto, por lo que no me ven la cara. Ando con naturalidad al lado de Kenzo. Él camina raro por culpa de los aparatos de sus piernas. Los vigilantes piensan que soy una clater.
En un pasillo en el que no hay nadie me dice:
- ¿Sabes pelear?
- Sí, ¿qué quieres?
- Cuando lleguemos va a haber dos claters, tienes que dejarlos inconscientes antes de que den la señal de alarma. ¿Puedes?
- No lo dudes.
Hay una puerta metálica y dos claters.
Antes de que abran la boca les meto una patada a cada uno. Están en el suelo. Les sacamos las tarjetas para abrir las puertas.
Kenzo pasa la tarjeta y entramos.
- ¿De dónde sacáis la energía? - le pregunto.
- Del universo, de las estrellas.
Empieza a pulsar unos botones y agarra una palanca. Antes de bajarla me dice:
- ¿Lista? En cuanto te diga ya, subimos al piso de arriba, por la salida de atrás, a la derecha.
- Cuando quieras.
- ¡Ya!
Las luces se apagan, no veo nada, pero Kenzo me agarra la mano, él conoce a la perfección este lugar.
Corremos a toda velocidad y me dice:
- Métete en esa puerta, nos persiguen.
Justo cuando voy a abrir la puerta, Kenzo se cae.
- ¡Kenzo!
- Mierda, esta máquina me ha fallado. ¡Corre, escóndete, a mi no me harán nada!
- No te voy a dejar aquí tirado.
Intento elevarlo con magia, pero estoy demasiado nerviosa, así que tiro de él y entramos en un cuarto de tres metros cuadrados lleno de trajes como el que todos llevan puesto.
- ¿Te has hecho daño? - le pregunto.
- Me duele la espalda - se queja - tienes que seguir sin mí.
- ¡No!
Aún no me puedo creer lo que voy a hacer, coloco mis manos en sus piernas.
- ¿Qué haces?
- Calla - le ordeno.
Me concentro. El collar de Anel que tenía debajo del traje se ilumina. Me está empezando a doler la cabeza.
Al cabo de unos segundos, Kenzo exclama:
- Si..., sien..., siento... lass piernas. ¡Siento las piernas! ¡Esto es increíble! Me has curado.
Empieza a mover las piernas.
- Sí, eso creo - lo ayudo a levantarse - ¿Qué tal?
Me agraza con fuerza. Me recuerda a Álex. Brazos firmes y fuertes al mismo tiempo que delicados y cariñosos. Está llorando por la alegría.
- No sé cómo agradecértelo, de verdad, eres impresionante. No dejaré que te hagan nada.
Esas mismas palabras me las había dicho Álex, que cuidaría de mí, que sería mi guardián. No puedes prometer cosas que no puedes cumplir.
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Primera dimensión
Science Fiction¿Acaso pensábais que con acabar con Dankenil, Jomlen estaría a salvo? Al fin y al cabo, Dankenil simplemente era un brujo celoso que ansiaba poder. Pero nosotros conocíamos la magia que usaba. Ahora hay nuevos peligros, nuevas dimensiones, nuevos se...