Capítulo 3

210 24 12
                                    

He marcado el destino en la brújula, y nos ha llevado al sitio exacto.

Caemos al suelo de golpe. Hay un cambio enorme de gravedad, es como si nuestros cuerpos pesaran el doble. Y no podemos volar.

Nos levantamos y divisamos los enormes edificios que forman este lugar. Son rascacielos gigantescos. No hay vida fuera de ellos, salvo claters que vuelan en naves espaciales pequeñas como coches.

En frente nuestra, está lo que se llama Laboratorios de Investigación Peligrosa. Allí debe de estar Álex.

Tenemos que ir a escondidas, porque nadie camina por aquí, es normal, tu cuerpo pesa demasiado como para andar de un lado para otro.

- ¡**********! - escuchamos.

No hablan nuestro idioma. Briggite le dispara con una pistola. Para nuestra sorpresa, ese clater la para con la mano.

Empezamos a correr, pero él es más rápido, tiene armas que desconocemos y pronto llama a más gente.

- No te resistas - le digo a Bri - nos llevarán a junto Álex.

Pronto nos alcanzan, nos atan las manos a la espalda y ahora que han descubierto que no somos como ellos, hablan nuestra lengua:

- Minia se pondrá muy contenta cuando les llevemos a estas imprudentes aventureras.

Nos llevan al interior del laboratorio, pero a la zona de mazmorras. El edificio no tiene color, es todo plateado. Y las cárceles son modernas, son en forma de esfrera, con una pequeña ventanita.

Nos meten en su interior y nos dicen:

- Pronto vendrá Minia a conoceros.

Y cierran la puerta.

- ¿Quién es esa Minia? - pregunta Briggite.

- Supongo que será la que quiere conseguir nuestros poderes. ¿Para qué? ¿Qué podemos hacer que ellos no?

- Ellos necesitan armas y tecnología, nosotros no - me responde.

- No sé cómo vamos a salir de aquí.

Al momento se escucha la puerta abrirse. Es una mujer de la edad de mi madre, y viene con Clover.

- ¿Esta es la bruja que decías tú, Clover?

-Sí, la rubia. Vaya Ranya, parece que al final as venido.

- Yo soy Minia, la gobernadora de Clatinium. No os resistáis, y nadie más que vosotros saldrá herido, de momento - y se rie maliciosamente.

Mina se va y Clover se acerca a mí y me dice al oído:

- Álex es mío ahora, ya no te recuerda, va de nuestra parte.

Quiero levantarme a darle un puñetazo en toda la boca, pero estamos atadas y si nos movemos, las cadenas nos dan una descarga eléctrica.

Se van cerrando la puerta.

- Enserio Bri, no tenías que haber venido conmigo, esto era cosa mía no tuya.

- No digas eso Ranya, saldremos de aquí. ¿Qué haría yo en Jomlen? Nada, no sería de utilidad.

Antes de que le pueda contestar, ya vuelven a abrir la puerta, no nos da ni tiempo a trazar un plan cuando el tipo que nos capturó habla:

- ¡Pelirroja! Eres la siguiente, vas a quedar tan bien como el chico, ya verás.

Me da ganas de escupirle en la cara.

"Te salvaré" - le digo por telepatía. Otra cosa que hemos conseguido aprender. Es una pasada, nos comunicamos sin que nadie nos escuche.

Ahora que estoy sola, me siento más asustada. Con el dolor de cadenas no puedo pensar con claridad.

Han pasado diez minutos cuando escucho fuera:

- Es hora del relevo - dice una voz de chico.

- A mi no me han informado de que vendrías a vigilarla tú - habla el hombre de antes.

- Mi madre me ha dejado.

- Niñato consentido, vigílala bien.

- Lo haré.

Y se escuchan pasos que se alejan.

Al poco tiempo se vuelve a abrir la puerta.

Entra un chico que se parece a Clover en una silla de ruedas, pero sin ruedas, como volando.

Es rubio y tiene los ojos igual que Clover. La piel pálida como todos los habitantes de este lugar. Es guapo.

- Hola - me dice con una sonrisa de oreja a oreja.

No le contesto, no le veo la gracia al asunto.

- No seas maleducada - insiste.

- Yo no soy la que secuestra personas y las investiga para vete tu a saber qué fin.

- ¿He sido yo el que lo ha hecho?

- No, pero tú eres uno de ellos.

- No lo sabes. Mi nombre es Kenzo. ¿Cómo te llamas tú?

- No te pongas en rollo amistoso, no te voy a contar nada.

- Yo estoy en contra de lo que mi madre hace.

- ¿Tu madre?

- Sí, Minia y mi hermama, Clover; somos mellizos. Yo creo que cada mundo debe que vivir con lo que tiene, no ansiar, en este caso, vuestros poderes.

A estas alturas, no sé en quién confiar. Estoy sola.

Primera dimensiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora