Capítulo 8

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Cuando me despierto estoy como dentro de una habitación pequeña y cuadrada. Con Kenzo y Briggite mirándome.

- ¿Qué ha pasado? - me levanto - ¿Dónde estamos?

- Tranquila Ranya - habla Bri - Estamos dentro de una caja fuerte, dentro de la habitación de Kenzo. Aquí no nos encontrarán, al menos de momento.

- ¿Cómo has tenido la fuerza de volar cargando con los tres?

- No ha sido su magia - dice Kenzo - volamos con un monopatín que tenía, sirve para escapar de sitios en una emergencia.

Me toco el cuello, tengo algo de sangre. Y sin darme cuenta, estoy llorando, pero no por el dolor de la herida, sino por el dolor de perder a Álex.

Kenzo me abraza y me besa en la cabeza:

- Tranquila, encontraremos la forma de recuperar al antiguo Álex.

- ¿No tendría que llegarle con el golpe que le diste en la cabeza? - pregunta Briggite.

- No. Nunca he sabido cómo puedes sacar a una persona de los poderes hipnóticos.

- ¿No le puedes preguntar a nadie? - están hablando ellos, yo no abro la boca.

- Ya no confían en mí.

- Yo dormiré un rato, si se os ocurre algo, avisadme. No he dormido nada, tengo que recuperar las fuerzas para cuando haya que salir.

Se aleja hacia una esquina. Está a dos metros de nosotros. Cierra los ojos y se gira cara a la pared.

Ahora Kenzo me habla a mí. Estamos uno frente al otro. Saca de su mochila la pomada que me había dado en los brazos y me la aplica en el cuello.

- Gracias - le digo - ¿tienes alguna herida?

- Sí, en la espalda, pero el con el traje no puedo.

Hago magia, y los dos estamos cambiados, igual que está vestida Bri, al igual que vestimos en Jomlen. Camisetas, pantalones y botas negras.

- ¡Guau! - exclama Kenzo - ¡Qué pasada!

Esta ropa es más cómoda que la nuestra.

- Ahora somos un equipo.

Me sonríe. Se gira y se levanta la camiseta. Está lleno de arañazos. Le paso las manos por su espalda, pero las heridas no se curan. Miro mi pecho y me doy cuenta de que he perdido el collar.

- ¡El collar! ¡El collar de Anel de mi abuela! ¡Lo he perdido! ¡No puede ser!

- Madre mía, ¿lo puede usar alguien más que tú?

- No lo sé, quizás sí. Quizás puedan usarlo. Lo necesito. Es demasiado valioso. Tenemos que buscarlo.

- ¿Ahora?

- Sí, si no quieres ir conmigo iré yo sola, pero lo necesito.

- Iré contigo.

Le unto la espalda de la pomada.

- Ranya.

- ¿Qué?

- Antes, cuando te he besado, ¿tú querías que te besara?

Le acaricio la cara y le doy un abrazo, no puedo contestar a esa pregunta, quiero a Álex.

- Vamos, le dejaré una nota a Briggite para que sepa que nos vamos.

- Pero sigues pensando en Álex - insiste.

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Hola queridos lectores/as.

¿Qué tal está de momento la historia?

¿Qué le falta?

¿Qué está mal?

¿A quién prefieres? ¿Kenzo o Álex?

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