12. Complicado

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Entramos a mi habitación en cuanto bajamos del auto. Matteo se sentó en el borde de mi cama, esperando por mí. Saqué de mi buró aquel diario en el cual escribía mis cartas hacia mí crush. Tenía algo de polvo así que soplé en él.

Me senté a un lado de Matteo, con una sonrisa en el rostro al estar por abrirlo;

—Acá está—Dije, y entonces lo abrí, encontrándome con la primera página.

Leímos aquellas cartas juntos, reíamos por momentos. En otros nos quedábamos serios por lo que leíamos. Hasta que llegamos al final; leyendo mi nota de despedida.

—¿Ves por que te amo tanto?—Habló Matteo—Aún cuando creías que no estábamos hechos el uno para el otro me deseaste lo mejor.

Sonreí.

—¿Cuándo me mostrarás tus cartas?—Pregunté.

—Cuando vayas a mi departamento te mostraré todas y cada una de ellas.

—¿Lo prometes? Tienes que tener en cuenta que yo te mostré algo muy personal.

—Claro que lo prometo, después de todo esas cartas te pertenecen porque van dirigidas hacia ti.

—Tengo una maravillosa idea—Dije.

—¿Cuál? La escucho

—Te obsequiaré mis cartas, para que pase lo que pase las tengas siempre contigo y me recuerdes—Sonreí de lado.

—¿De verdad harías eso?

—Eso y más—Extendí la mano para entregarle mi diario.

—Siendo así... me parece perfecto.

(...)

Matteo se fue de casa una hora después de haber leído las cartas. Se fue sonriendo, estaba feliz, o al menos... eso intentaba hacerme creer.

Desperté por los rayos de luz del sol en mi ventana. Me puse en pie y fui a preparar mi desayuno. Una vez más me puse a pensar qué tal vez Matteo se estaba equivocando al estar conmigo. Lo quería muchísimo y justo por esa razón quería dejarlo ir.!

Salí de mis pensamientos en cuando escuché mi teléfono vibrar y leí la pantalla.

Matteo:
¡Buenos días, princesa! No te olvides que hoy vienes a mi casa para mostrarte las cartas ;) paso por ti en una hora, ¿Te parece?

Justo por razones como esa era que no podía decirle adiós a un hombre como Matteo Balsano.

Le respondí enseguida. Terminé mi desayuno rápidamente y fui a darme una ducha después de reposar un poco el desayuno.

Comencé a marearme un poco al salir de la ducha. Lo dejé pasar, no le tomé importancia. Me puse un vestido corto con estampado de pequeñas flores y unos zapatos bajos, que eran muy cómodos por cierto.

Tocaron a mi puerta y bajé enseguida. Sabía que era Matteo. Abrí la puerta y me encontré con Helen, la madre de Matteo. Mi sonrisa se borró al verla. No supe que decir.

—Señora... ¿Qué hace aquí?—Logré hablar.

—Solo vine a decirte un par de cosas y a ser clara contigo—Respondió, viéndome desafiante—Creo que es bastante claro lo que vengo a decirte; te quiero lejos de Matteo.

—Yo... no podría—Dije parada del otro lado de la puerta.

—No es imposible. Sabes perfectamente que quiero lo mejor para mi hijo. Tú... obviamente no sé si tendrás un futuro exitoso siendo madre a esta edad, pero el futuro de Matteo está en juego.

"Querido destino" [Querido Crush #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora