Capitulo 14

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Todos se encontraban en el aeropuerto esperando la llegada de los campeones, Poche estaba emocionada por volver a ver, después de tres semanas, a Calle. Aquel viernes habían celebrado todos en la mansión Calle por la victoria de los chicos, y sobre todo por la castaña, pues gracias a su persistencia, habían ganado.

El sábado hicieron un videochat, todos estuvieron en la habitación de Juli, quien había conectado su computadora a su pantalla plasma para poder ver mejor a los chicos, y poder hablar tranquilamente entre todos.

Poche se había pasado todo el momento observando a la castaña quien hablaba animadamente con todos los presentes, estaba feliz porque el día siguiente estaría nuevamente en casa y llegaría victoriosa, su alegría creció al ver a la peliazul y saber que, junto a sus amigos, iría a recogerla al aeropuerto.

Calle había pasado aquella tarde muy feliz, quería estar en casa por fin, poder ver a su peliazul, habar con ella y recibir otro de esos tan hermosos besos en la mejilla. Esperaba, más bien, deseaba poder besarla en los labios algún día, pero sabía que no podría apresurar las cosas, recién se estaban conociendo mejor, estaban haciendo un gran avance en su amistad y no podría arruinarlo por sus deseos.

Ella temía que si daba algún, paso la peliazul retrocedería y evitara cualquier cosa con ella, pero también notaba las claras señales que la peliazul le daba. Calle lo notaba, pero sus inseguridades creaban diferentes respuestas a aquellas insinuaciones.

La noche había llegado y Calle se quedó dormida a penas el sol se ocultó, su vuelo salía en la madrugada y quería descansar un poco antes. Sus maletas ya estaba hechas, solo deseaba con tantas ansias que por fin fuera domingo y estar aterrizando en el aeropuerto O'Hare, poder ver a su familia, estar en su casa, dormir en su cama.

Poche esa noche no pudo dormir bien de lo ansiosa que estaba porque llegara el día siguiente y ver a la chica que tanto quería, poder abrazarla nuevamente y sentir su aroma, ese delicioso aroma que su cuerpo emanaba, y la enloquecía.

Calle despertó gracias a Sebastián, y rápidamente se levantó, tomo sus pertenencias saliendo como alma que lleva el diablo de la habitación, y haciendo reír a su amigo.

"DANI ESTAMOS A TIEMPO, EL AVIÓN NO SE IRA" grito Sebastián, riendo y corriendo tras ella con su maleta.

Eran las once de la noche, y su vuelo salía a la una y treinta de la madrugada.

Fuera del hotel, una furgoneta los esperaba. Sean ya se encontraba en el lugar, haciéndolos entrar uno por uno, por orden de lista. Cuando por fin todos se encontraron dentro, el maestro volvió a repasar la lista, queriendo evitar que alguien se quedara, pero al darse cuenta de que todos estaban, partieron enseguida al aeropuerto.

Poche se levantó a las siete de la mañana, no podía dormir más... ¡no quería dormir más! Ella quería adelantar el tiempo y que llegaran las dos de la tarde, hora en la que el avión de la morena aterrizaría. Faltaban aun siete horas más, pero el deseo la embargaba.

Decidió bajar a desayunar cuando escucho la voz de su madre en la planta baja, y paso una agradable mañana con su familia, se entretuvo viendo televisión, pero los segundos parecían horas. Ella observaba a cada momento el reloj y el tiempo no avanzaba como ella quería, parecía que el mundo estaba en su contra.

Cuando el reloj marco las doce y treinta de la tarde, su teléfono sonó, Juli le llamaba para avisarle que saldrían en poco al aeropuerto y que los chicos irían a parte, y se encontrarían en el lugar.

Poche llamo a sus amigas y rápidamente se dirigió a recogerlas. Llego a la una y cuarenta y cinco de la tarde al aeropuerto, encontrándose con los demás chicos, después de que Juli le dijera dónde estaban. Lauren sostenía la mano de Sacha cuando observaron a los pasajeros salir con sus maletas.

El padre de Calle reconoció enseguida a Sean, el sensei y detrás de él venían otros hombres, los cuales eran parte del equipo, y todos fueron enseguida, abordados por periodistas preguntándoles acerca del campeonato entre otras cosas.

Los otros chicos que fueron elegidos, también fueron abordados a preguntas, pero todos ellos quedaron a un lado cuando Calle apareció arrastrando su maleta. Poce la observo, llevaba unos jeans negros, una camiseta azul y encima de esta, una chaqueta de cuero, unas vans negras, gafas de sol, y su cabello suelto, cubierto por un beaniegris.

La castaña caminaba lento ya que aún tenía la rodilla resentida por el fuerte golpe que le propinaron en la última pelea. Una mochila colgaba de sus hombros y en su otra mano llevaba una bolsa.

Apenas Calle y Sebastián fueron detectados por la prensa, estos los atacaron a preguntas que ellos rápidamente contestaban tratando de ocultarse de los flashes que le daban en la cara. German envió rápidamente a su guardia para que los chicos puedan liberarse y, tras decir algunas cosas más a la prensa, los chicos dieron por terminada la pequeña entrevista que les hicieron.

Rápidamente el dúo se dirigió a sus amigos y familiares. Ahí también estaban los padres de Sebastián y por supuesto, Fernanda, su hermana.

Sacha soltó la mano de la peliazul y corrió a los brazos de su hermana, quien rápidamente se agacho para poder abrazarla.

"¿Cómo te has portado enana?" pregunto Calle.

"Bien, Poche me llevo a comer helado la semana pasada" conto la pequeña, haciendo sonreír a la mayor.

A Calle le gustaba que sus hermanos se llevaran bien con la peliazul. Germán se acercó y Calle se puso de pie, haciendo una pequeña mueca por el dolor, pero aceptando gustosamente el abrazo de su padre, que estaba orgulloso de todos sus logros.

Después de abrazar y saludar a sus padres, hermanos y amigos... la única que faltaba era la peliazul. Ella se encontraba sonriente, detrás de todos y con los brazos delante de ella, con sus manos enredadas entre sí. Calle camino hacia ella, sonriendo y sintiendo como su corazón se aceleraba con cada paso que daba, pensaba que en cualquier momento escaparía de su pecho.

Poche no le permitió siquiera saludarla cuando ya se había lanzado a sus brazos, enredando sus brazos alrededor del cuello de la castaña y refugiándose en el cuello de esta. Calle estaba sorprendida pero no dudo en envolver la cintura de la peliazul, y apretarla a su cuerpo, sintiendo el calor que ambas emanaban y como sus aromas se mezclaban. Ambas estaban felices, y nadie les arrebataría esa felicidad que se causaban con una mirada.

Ellas estaban enamoradas.



¿Otro?

Ellos no saben de nosotras [caché g!p]Where stories live. Discover now