Capitulo 32

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Poche había entrado al baño a preparar la sorpresa que le tenía a Calle. La castaña se quedó en la habitación, recostada sobre la cama y con una sonrisa de oreja a oreja.

Se podía notar la felicidad irradiar de sus ojos. Siendo sincera consigo misma, Calle jamás pensó que algún día lograría tener a la chica que amaba de aquella manera, sin embargo las cosas no son como ella pensaba. Poche estaba irremediablemente enamorada de ella, Calle lo sabía, ella lo podía notar en cada beso y en cada caricia que la peliazul le propinaba.

Calle estaba completamente enamorada de aquella peliazul, siempre lo había estado, desde que por primera vez sus ojos marrones se chocaron con la destellante belleza de la chica de piel bronceada.

Poche sin embargo no la había notado mucho al inicio, y quien la culpaba! Si Calle procuraba mantenerse muy por debajo del margen.

Pero luego empezó a salir con Mario, el chico que le hacia la vida imposible a Calle. Poche había empezado a notarla y a sentir cierta necesidad de verla seguido. Pero aquella noche había sido el punto detonante para Poche, desde aquella noche que Calle la salvo, su necesidad de acercarse a la castaña habían aumentado y cortar con Mario ya era una opción.

Pero como ya sabemos, las cosas no siempre salen de la manera que uno desea. Cuando Poche intento terminar la relación, Mario se volvió loco y juro hacerle daño a Calle. Poche no supo cómo se había enterado su en ese entonces aun novio, de su atracción por Calle. Pero había que admitir que eran muy poco disimuladas sus miradas.

Pero aquello era el pasado, uno muy malo que ambas habían atravesado por la culpa del mismo chico, sin embargo se encontraban juntas en aquel momento. Estaban enamoradas y ya no tenían impedimento alguno en su relación.

Al menos los gruñidos del padre y el hermano mayor de Poche no eran ningún impedimento, solo un pequeño bache que lograrían atravesar.

..........

Poche se observó al espejo por última vez, analizando todos los ángulos y sonriendo por lo bien que le quedaba aquella lencería. La peliazul estaba segura que lograría emocionar más a su novia, vestida de esa manera.

Se encontraba impaciente por volver a hacer el amor con la chica que amaba. Aun no lo podía creer, pero finalmente había perdido la virginidad con la chica que había deseado desde hace tanto. Sin duda había sido una gran primera vez para ambas. Un momento, inolvidable.

"Lo hicimos" susurró a su reflejo "Y fue hermoso" la sonrisa en su rostro era deslumbrante y llena de felicidad.

Debía agradecerle a sus hermanas y a sus amigas por ayudarlas ese fin de semana, incluso su madre y Andy sabían de aquella sorpresa que Poche le había preparado a su novia. Obviamente, Luna imaginaba lo que sucedería ese fin de semana, así que antes de que Poche se fuese de casa, le había pedido que tuvieran precaución y se cuidasen debidamente. Poche se había sonrojado pero apreciaba que su madre no se pusiera histérica. Sabía sin embargo, que su padre y Mateo se volverían locos al enterarse de donde y con quien realmente se encontraba Poche en esos momentos.

Se concentró por última vez en su espejo y arreglo su cabello antes de girarse y disponerse a salir de la habitación.

Los ojos marrones detallaron la hermosa figura de su novia, de pie bajo el umbral de la puerta del baño. Tan sexi con esa lencería, los ojos de Calle no se detuvieron y empezaron a devorar cada centímetro de la bronceada piel con la mirada penetrante y llena de lujuria.

"Poche" suspiro Calle, sintiendo su miembro flácido, empezar a endurecerse.

"¿Te gusta?" preguntó inocente la peliazul, dando unos pasos hacia la cama. Su andar siendo sexy y muy excitante.

Ellos no saben de nosotras [caché g!p]Where stories live. Discover now