En mi corta vida, había escuchado un montón de veces, por parte de mi abuela, que la vida es fugaz, que se debe aprovechar, nunca arrepentirte de nada y continuar adelante, porque nunca sabes cuando esta se acabará. Debes vivir, además de sobrevivir.
Nunca había hecho mucho caso a sus palabras, porque, ¿Quién lo hace? Nadie. Nadie se sienta al lado de sus abuelos a prestar atención a sus viejas batallitas y sus inútiles consejos, y si lo hacen tampoco los escucha mucho, ya que solo son unos viejos locos, ¿no?
Yo siempre había sido muy unido a mi abuela, era como mi segunda madre, ella me enseñó todo lo que se, siempre me dio ese pequeño empujoncito que todos los niños necesitan para dejar de esconderse en la espalda de su madre y salir al mundo a luchar por lo que quieren, además que me enseñó a apreciar el arte, ese arte que ha iluminado mi vida desde muy corta edad, des del dibujo, pasando por la literatura y acabando en la música, todo lo que se y soy es por ella.
De pequeño pasaba horas a su lado conversando, sin embargo, jamás pensé que sus consejos pudieran servir de algo, jamás se me pasó por la cabeza que sus sabias palabras estuvieran basadas en experiencias propias, jamás pensé que la vida pudiera haberla enseñado a golpes y que ella quisiera mostrarme el camino para evitar sus mismos errores.
Esas verdades me golpearon fuertemente en cuestión de segundos en el día menos esperado. Me encontraba fumando en la terraza del edificio donde dedicaba ocho horas diarias a mis frustrantes trabajos. Ese día habían vuelto a rechazar la producción de una de mis propuestas, ya que al parecer era muy similar a una serie de animación.
Me encontraba en uno de esos momentos en los que dudas que algo de lo que has hecho en tu vida haya servido para algo. Todos mis esfuerzos me habían llevado a poder trabajar para uno de los canales de televisión de animación norteamericana más importantes, pero nadie nunca me había dicho que sería tan difícil estar a la altura para que te publicaran un trabajo.
En esos momentos estaba debatiéndome en si sería buena idea tirarme por el balcón una vez terminado el cigarrillo, o si continuar en busca del éxito en un futuro. Des de ese lugar se podía disfrutar de una vista completa al mar de enormes titanes de vidrio que era Nueva York. Esa ciudad tan cercana, pero a la vez lejana de mi hogar, Belleville.
Mientras me encontraba perdido en mis pensamientos, apareció un avión en mi campo de visión. No me habría llamado la atención si no fuera porque se encontraba a tocar de los edificios, y en menos de dos segundos desató el caos a menos de cinco calles de distancia de donde me encontraba, chocando con dos edificios que se derrumbaron al instante matando a más de tres mil personas. Y sin tener oportunidad de reaccionar otro avión se dirigió directo estrellándose en el mismo lugar.
Me quedé en shock durante unos minutos escuchando los gritos y las sirenas, viendo como rápidamente miles de vidas se esfumaban y centenares de cuerpos caían desde lo más alto de las torres, hasta que pude darme cuenta de lo que acababa de pasar. Entonces me di cuenta de que la gente que se encontraba en el interior de mi edificio había salido para saber de dónde provenía todo ese ruido, y al ver esa masacre volvían a entrar gritando dirigiéndose a la salida del bloque.
Y ahí me quede yo, solo en el edificio, tirado en el suelo de rodillas temblando, gritando y llorando, tirándome del pelo con las manos intentando despertar de la realidad, con mi cigarrillo aun encendido a un lado de mi cuerpo.
¿Que acababa de presenciar? ¿Por qué ha ocurrido tal catástrofe? ¿Por qué alguien chocaría no uno, sino dos aviones para matar a todas esas almas? ¿Tan necesario era acabar con la vida de toda esa gente? Sangre y cuerpos inertes, caras desfiguradas y cadáveres mutilados, y gritos, y lágrimas, y más sangre, y personas agonizando por la próxima perdida de sus propias vidas o por haber visto partir eternamente a sus amigos, hermanos, padres, primos o parejas. Y más gritos y ojos cegados por lágrimas, padres rezando por sus hijos, y niños perdidos y desconcertados, ¿Quién les haría olvidar el trauma?
La angustia y la pena reinaban en ese momento.
El sol que minutos antes iluminaba el área ahora era vencido por el humo que consumía la ciudad comunicando a sus habitantes que ese día y los siguientes serían de luto.
Entonces se hizo el silencio en mi cabeza.
Y mientras intentaba calmar esa fuerte sensación de ansiedad, y el pensamiento de que yo podría haber sido una de esas personas, y en cambio, las veía ser arrastradas por la muerte sin poder hacer nada por salvarlas; en ese momento las palabras de mi abuela, y las frases de todas esas canciones que hablan de disfrutar de la vida cobraron sentido. Me encontraba estancado e infeliz, y debía hacer algo para no arrepentirme de haber vivido cuando fuera viejo, no podía desperdiciar mi vida de aquella forma. Quien sabía si el día siguiente continuaría ahí, al igual que esas personas en las torres gemelas. Toda esa gente con una vida, con un nombre y un apellido, con una familia; el día anterior creían tener un futuro, y en menos de un segundo ese futuro desapareció.
La vida es fugaz e imprevisible. Elena tenía razón, se debe vivir además de sobrevivir. Esa frase ha marcado mi día a día desde ese once de septiembre, y me ha llevado a cometer errores, pero no voy a arrepentirme de ellos, esos son los que me han llevado a donde estoy ahora.
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~Haii!! Aquí es donde dejo mis notas de autor o algo jeje.
Bueno, antes que nada, espero que os haya gustado el prólogo, si es así continua la lectura queride, y házmelo saber votando y comentando plz :3.
Ahora me presento: Solo soy una alma química, una adolescente a la cual MCR ha arruinado la vida (ya sabemos lo que hacen los fandoms cuando uno se obsesiona :'v), y que además me encanta estudiar química. Y pues eso, que aquí tenéis un poco de FRERARD (ESO SI QUE ES QUÍMICA) jeje.
Y bueno sé que nadie va a leer esto (yo nunca lo hago) pero todo el mundo escribe estas notas, así que yo también.
BYEEEE
JustAKilljoy~
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The ghost of us //FRERARD//
Fanfiction"- ¡Vete Frank! Como si seguir vivo no fuera suficiente tortura que además tengo que soportarte a ti. - ¿Soportarme dices? - contestó Frank con la mirada baja y una sonrisa irónica- Bien, pero tú me quieres, y lo sabes, yo también lo sé, y todo el m...