1. Desert Song

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Cuando me recuperé del shock, me levanté del suelo con muchas dificultades y salí del edificio.


La calle por la que pasaba todos los días ahora estaba irreconocible. Todo estaba inundado de gente gritando y llorando. A cada esquina te encontrabas supervivientes heridos, había policías y ambulancias por todos lados, oportunistas periodistas hablando de terrorismo, y de fondo se escuchaba un no parar de teléfonos móviles sonando por las llamadas de familiares y amigos preocupados, que solo deseaban que sus seres queridos respondieran, pero muchos de ellos no podrían hacerlo.


Me sentía ajeno a todo, como si todo ese bullicio no estuviese allí, como si yo fuera el único en el mundo, caminando solo por la multitudinaria calle, en contradirección y con fondo borroso, cuando en realidad solo era un espectador más de la tragedia.


Lo mejor que podía hacer en ese momento era ir a casa y llamar a mi familia para que supiesen que estaba bien. En ese entonces vivía en un pequeño apartamento a las afueras de Nueva York, hacía poco que trabajaba allí, así que mi sueldo no era muy alto y debía vivir lejos de mi oficina en Manhattan, en el piso más barato que encontré. Era una zona peligrosa, pero, no era nada comparado con Nueva Jersey, en donde había pasado mi infancia y adolescencia, allí podías encontrarte un cuerpo descuartizado en el tobogán de un parque infantil y nadie en la ciudad se sorprendería.


Como suponía el tren estaba vacío, la tragedia había movilizado la ciudad, y el abarrotado transporte público de todos los días, hoy constaba de solo dos personas: Yo, y una chica un poco más joven con una guitarra. No le presté mucha atención al principio, hasta que saco el instrumento de su funda, una libreta y un lápiz. Entonces empezó a tocar. Era una melodía triste, adecuado para el momento, cerré los ojos y volví a llorar. Nunca había escuchado esa canción, pero se notaba que su compositor se encontraba angustiado y ahogado de penas cuando la compuso. Unos minutos después, dejó de tocar, y me despertó de mi ensoñación, la miré, y me di cuenta de que estaba escribiendo algo en su cuaderno, entonces volvió a coger su guitarra y empezó a tocar la canción, pero esta vez también la cantó.


"La lluvia sangrienta asecho el cielo


Entre todas las soleadas mañanas, la de hoy ha manchado


Y es entonces que piensas, ¿hasta cuándo?


¿Hasta qué número de vidas te quieres llevar?


¿No sabes que antes de víctimas, todas esas almas eran personas?"



No solo la estaba tocando, sino que también componiendo.



"No quiero vivir pensando que la mañana siguiente puede ser mi último despertar


No quiero sangre inundando las calles de mi ciudad


Quiero volver a ver sonrisas sinceras, despreocupadas, felices


La muerte no es la culpable de las desgracias, sino el odio que contigo llevas


Nunca tuviste derecho alguno sobre el destino,

The ghost of us   //FRERARD//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora