Nueva York nunca se sintió como un hogar para mí. Artísticamente podría decirse que es algo parecido a la Meca, pero la frialdad de las personas es demasiado chocante per una persona tan "sentimentalona" como yo, y en mi opinión la carencia de calidez en el trato con aquella gente disminuya mis capacidades artísticas.
Yo crecí en una pequeña ciudad de Nueva Jersey con mis padres, Donna y Donald Way, y mi hermano menor, Mikey. En Belleville, aunque era uno de los lugares con un índice de crimen más alto de los Estados Unidos, los habitantes eran realmente muy agradables, siempre y cuando no se les cruzaran los cables y te mataran para después abandonar tu cuerpo en un parque infantil. Aun sintiendo que me encontraba en peligro constante, allí tuve una infancia feliz.
Ahora me encontraba a menos de cinco minutos de la casa de mi madre. Mis padres se habían divorciado ya hacía unos años, y aunque me llevaba muy bien con mi padre siempre he sentido más apego con mi madre al igual que Mikey.
En ese momento recordé que pronto tendría que bajar del coche y caminar yo solo, con ese pensamiento me estrese, no quería hacer nada. Además, aunque tenía muchas ganas de ver a mi madre, solo pensar que me miraría con preocupación y debería hablar con ella me hacía tener ganas de saltar del coche en marcha.
Me di media vuelta en el sillón y miré a mi hermano. No habíamos hablado en todo lo que llevábamos de viaje. El apartó un momento la vista de la carretera, me miró y volvió a su labor. Soltó un suspiro. Él sabía exactamente qué era lo que me preocupaba con solo mirarme.
-Oye, sé que no te apetece, si quieres hablo con ella y la intento convencer para que te deje descansar al menos esta noche.
Volvió a mirarme y yo asentí.
Pasamos por delante del instituto al que los dos solíamos asistir y una oleada de recuerdos me invadió. Ese lugar era un infierno, pero siempre me lo pasaba bien con mis pocos amigos ahí. Nunca fuimos populares, solo éramos esos frikis que leían comics y jugaban a Dragones y Mazmorras. Nadie nunca nos molestaba, pero tampoco teníamos una vida emocionante llena de borracheras y ligues, aunque tampoco la queríamos, algo sorprendente si te paras a pensar en nuestro historial de borracheras de años después.
El barrio seguía igual que siempre. Hileras de casas unifamiliares con jardines impolutos, claro que, con alguna excepción, y ningún niño fuera de su casa para evitar sufrir algún ataque.
Y ahí estaba. El número 69 de Salter Place en Belleville, Nueva Jersey; también conocida como nuestra casa.
- Quédate aquí, ahora vuelvo- dijo Mikey bajando del coche.
Después de esperar unos minutos volvió y me ayudó a entrar. Supuse que había convencido a mi madre para que no me agobiara ya que solo me dio un beso y me acompañó a mi habitación.
Allí pasé los siguientes días, acompañado de mi familia. Al principio estaba enfadado porque realmente solo quería estar solo y hundirme en mi desesperación, pero sabía que lo hacían por mi bien. Al cabo de unos días fui recuperando la esperanza y a recordar que de estas caídas siempre me recuperaba. Además, se me presentaba una oportunidad para pasar tiempo con ellos ya que des de que me marché apenas los veía por navidad y en verano algún día.
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The ghost of us //FRERARD//
Fanfiction"- ¡Vete Frank! Como si seguir vivo no fuera suficiente tortura que además tengo que soportarte a ti. - ¿Soportarme dices? - contestó Frank con la mirada baja y una sonrisa irónica- Bien, pero tú me quieres, y lo sabes, yo también lo sé, y todo el m...