2. Skylines and Turnstiles

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Ya eran las cinco de la tarde. Una leve llovizna se asomaba por las calles, molestando a los trabajadores que finalizaban su jornada y volvían a sus casas.

Había pasado al menos dos horas desde que me adentre en el metro, me sorprendí al ver que dos horas después nadie de mi familia me hubiera llamado para saber si estaba bien, entonces me di cuenta que no llevaba mi móvil conmigo, se me debió caer en la terraza, y ya no volví a verlo nunca más, en ese momento no me importó mucho, pero días después me sabría mal haber perdido el, por entonces, carísimo y modernísimo aparato que me había regalado mi madre para poder comunicarse conmigo con más facilidad.

El encuentro con Elena me hizo sentir mejor, ya no notaba la presión en el pecho ni el nudo en el cuello, aun así, sabía que tardaría en olvidar y superar todos los hechos.

Me dirigía a mi apartamento cabizbajo, tratando de pasar bajo todos los porches y toldos posibles para no mojarme. Al llegar al portal y buscar las llaves me di cuenta de que también me había dejado la mochila i la chaqueta en mi oficina.

-Oh mierda, ¿es que no puede salir algo bien hoy? - Maldije por mis adentros.

Estuve un buen rato en la calle bajo la lluvia que era más intensa con cada minuto que pasaba pensando en como podría entrar en mi casa. Al final se me ocurrió una imprudente y peligrosa idea, pero ¿Qué más podía hacer? Quería poder tirarme en mi cama y que se acabara de una vez ese horrible día. Así que decidí escalar los balcones del edificio hasta llegar a mi piso i entrar por la puerta.

Todo fue bien, hasta que llegué al tercer piso y casi me resbalo por culpa de las mojadas barandas, entonces miré hacia abajo, y bueno, básicamente me cagué encima, y así nació mi miedo a las alturas. Aun así, seguí subiendo hasta llegar a mi apartamiento.

Seguía vivo, después de escalar cinco pisos y casi morir dos veces, pero había conseguido llegar, me senté al suelo para respirar y calamar mi corazón, que por segunda vez en ese mismo día sentía a punto de estallar. Deseé que nadie me hubiera visto, parecía un loco que subía balcones y se sentaba a meditar con las piernas cruzadas bajo la lluvia, si mis vecinos ya creían que era un joven extravagante por ser artista, ahora ya sí que no me dirigirían la palabra.

Diez minutos después, cuando ya me había recuperado del susto, decidí levantarme e intentar abrir la puerta. Entonces maldije mi idiotez, no entendía como pretendía entrar dentro si la maldita puerta estaba cerrada, y ni siquiera se me pasó por la cabeza esa posibilidad antes de casi acabar con mi vida por escalar la fachada del edificio.

- ¡Hasta los putos cojones de este mierda día ya! - ahí se acabó mi paciencia y se podría decir que perdí los estribos- ¡Ábrete me cago en todo lo cagable!

En ese momento grité mi repertorio de todas las maldiciones e insulto imaginables hacia la puerta mientras la golpeaba.

-¡A la mierda ya con todo! ¡Voy a...

-Joven, ¿se encuentra bien? – Me interrumpió una voz proveniente del piso de al lado- Está armando un buen escándalo, los niños están oyendo todas estas palabrotas, le pediría por favor que parara, mis nietos no tienen por que dejar el camino de dios como usted, debería vigilar su vulgar vocabulario. - me sermoneó la anciana.

The ghost of us   //FRERARD//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora