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Lance no entendía nada.

-¿Un poco de qué? -Keith se acercó a él gruñendo. Pero no duró mucho cerca de él.
Le cogió la otra muñeca y le miró a los ojos, muy cerca suya.
Miró su cuello. Mejor, si, mucho mejor, pensó el coreano.
Se relamió suavemente los labios y se acercó a él. Pero no avanzó mucho más.
A Keith le dió una arcada al sentir el olor a ajo.
Tosió y se alejó de él.
Se tapó la boca y con otra arcada y los ojos llorosos debido a la presencia de ese alimento, Lance se dió cuenta de que no algo no iba demasiado bien.

-¡Al baño al baño! -Keith negó al sentir como le cogía la muñeca. Se invirtieron los roles.
Lance miró al coreano tener otra arcada.
-¡Vamos al baño coño! -Keith trató de zafarse del agarre.
Nada, fue yendo con rapidez y mucho mareo al baño.
Keith se arrodilló y no pudo evitarlo, empezó a echarlo todo. A Lance se le revolvió el estómago y decidió que prefería quedarse fuera, apoyado en el marco de la puerta.

Cuando quiso darse cuenta el chico de pelo largo estaba sentado en el suelo, mirándolo. No entendía nada. ¿De donde salía ese tío?

-¿Estás... mejor? -murmuró. El chico levantó su cabeza. Estaba pálido, y tenía unas ojeras bastante remarcadas. El chico de ojos violetas y burdeos los bajó al suelo de nuevo.

-Tengo hambre... -murmuró. El cubano rascó su nuca.

-No tengo mucha comida. Me acabo de mudar. - se quedó pensando. -Ven conmigo. -le tendió la mano. El chico de piel pálida la rechazó y se levantó por si cuenta, pero no tardó en tambalearse y caer hacia el marco donde Lance se había apoyado. Lance rodó sus ojos. -No te hagas el chulo que te he recogido antes. -murmuró el cubano. Keith levantó sus ojos una vez el mareo se le pasó. Observó la piel de Lance se pleno, su cabello y su cuello recto e intacto. Estaba intacto. Y Keith se moría de hambre.
Pero olía a ajo, seguía oliendo a ajo.
Bajaron a la cocina. Lance dejó a Keith en el sofá y buscó en la nevera algo que darle al chico.
Sólo tenía huevos, tomate y cerezas del huerto de su familia y yogures y agua, poco más con lo que sobrevivir.
-¿Una tortilla? -Keith le miró desde el sofá. Negó. Divisó algo rojo intenso. Lance se fijó y buscó que miraba tanto. Las cerezas. -¿Quieres estas? Son del huerto de mi familia. Están buenas. -Keith alzó los hombros.
Se acercó y le dió el cuenco. El coreano de comió una y supo que aquel chico tendría que ir a por más. -Oye me podrías decir tu nombre y tal. Ya que te estoy alimentando y cuidando en mi casa es lo mínimo.

-Keith. -murmuró con los labios ya de un tono granatoso apetecible. Lance se fijó que sus ojos eran más violetas que burdeos.

-Yo Lance. Veo que te gustan.

-Si, están bien.

-Menos mal que sólo bien, te estás jalando todas de una sentada. -el de piel pálida no entendió del todo el chiste, así que pasó de él. -¿Qué te ha pasado para acabar aquí? Te he encontrado inconsciente en la puerta de mi casa y tu cuello no dejaba de sangrar. -Keith frunció el ceño y acercó sus dedos a dicha zona. Sintió el tacto de la tela de la venda. -Te lo he curado. No respondías.

-Tenía hambre y... -miró el cuenco. -No se, no se que ha pasado. No me acuerdo. -el cubano sonrió.

-Pensé que eras una tía con ese pelo. -Keith le miró de reojo, comiéndose otra cereza. -Pero oye, ese pelo no te queda nada pero que nada mal. -dijo con un poco de tonteo. -Nada mal.

-Gracias. -sentenció secamente.

-¿Eso es todo?

-¿Que más quieres? -el azabache miró a Lance.

-Pues... -suspiró. -Déjalo. Deberías descansar. Duerme en mi cama si quieres. -Keith negó en rotundo. -Uy, ¿por que no?

-Huele a ajo. -Lance alzó las cejas sorprendido.

- Que huele... ¿a ajo? -dijo lentamente, masticando las palabras. -¿Te da alergia o algo? -Keith alzó los hombros. -Cambio las sábanas.

-No, dormiré aquí. -murmuró. -cogió la última cereza. Mordió la mitad y Lance le miró. Una vez más, con tonteo miró a Keith.

-Oye ¿me das la mitad que te queda?

-Yo sigo con hambre. -murmuró.

-¿Y podría solucionar eso? -pensaba que le seguía el rollo. No, no era así.

-No se. Ahora mismo... no lo se. -miró la mitad de la cereza y luego al moreno. Con los labios tintados de rojo, se comió la mitad. Lance le miró aoenado. -¿Duermo aquí? -Lance se levantó rodando los ojos.

-Si, duermes aquí... voy a por mantas.

Nos queda la noche. //Klance Vampire!AU  [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora