Perdido y Encontrado

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—¿Puedes decirme cuánto llevamos aquí?

—¿Casi todo el día? — Ríe nerviosa —¿Pero acaso no te has divertido?

Wendy niega con la cabeza y una sonrisa, incapaz de molestarse por un caso como ese, pero es que tenía razón, había estado tan ocupada descubriendo la ciudadela élfica, que fue incapaz de pensar en el guerrero y su misión.

No la malinterpreten, al final, sabía que estaría bien.

—Entonces... Te irás cuando Stanley vuelva, ¿No es así?

El ambiente se vuelve pesado y su respuesta silenciosa es dura.

—Supongo que entonces deberemos pasarlo bien en lo que nos queda.

—Sabes que no vine a divertirme, Bárbara... — Le regaña con suavidad

—Ya sé, ya sé — Rueda los ojos —Pero no podemos hacer nada ahora por el Rey y hace mucho que no hay amenazas

No va a desistir, así que decide no hablar hasta que ella lo haga primero, mientras el atardecer comienza a desaparecer para dar paso al anochecer. 

Recorren las calles de la ciudadela de regreso al imponente castillo, nadie parece tomar  la importancia de que un humano se mezcla entre ellos, al contrario, le saludan y le desean una excelente estancia. Quizás es porque reconocen la armadura de las doncellas y saben que ellas no son de corazón oscuro como el resto de humanos. 

Si tan sólo supieran...

"—¡No sabemos nada de los elfos! ¡Son seres envidiosos y rencorosos!"  

Bárbara se detiene en un establecimiento donde, según ella, hacen los mejores postres de todo Larnion y espera afuera.

Se apoya en la pared, observando a su alrededor, cerrando los ojos ante la pacífica calma del lugar. La gente camina de manera apacible, se desean un buen descanso, las sonrisas que adornan sus rostros son tan contagiosas.

"—Por favor, madre... Si nos han pedido ayuda para esta guerra, debe significar algo...

¡Quieren que bajemos la guardia! ¡Quieren dominar también nuestro propio reino!"

Los niños aprovechan el clima tranquilo y salen de sus casas para jugar entre otros junto a los adultos a pesar de haberlo hecho por la tarde.

Una niña se cae frente a ella y Wendy le ayuda a levantarse sacudiéndola del polvo, ella agradece y le regala una de las tantas rosas en su ramo como agradecimiento, entonces regresa a su carrera camino a su casa.

"—Estoy segura que no lo son, por favor... ¡Si no lo hacemos, el amo de la oscuridad vendrá por nosotras!

¡Heidi! ¡Tu deber es resguardar la seguridad de tu pueblo! Y pensando en una alianza con los elfos, estás pecando"

Era un pueblo tan tranquilo de gente maravillosa...

"—Princesa, Heidi... Abrimos las cataratas tan pronto nos llegó tu mensaje.

Rey de Larnion... Kyle... Las doncellas aceptan la alianza. Estoy segura, tu pueblo es bueno y juntos venceremos"

Como deseaba vivir con ellos.

—¡Listo! — Sale Bárbara del establecimiento con un pedazo de tarta en un platito —¿Quieres probar? ¡Está delicioso!

Pero el silencio de Wendy la hace girarse hacia ella, preguntándole por qué de su ánimo tan decaído, ella espera unos segundos más antes de dar su respuesta, cerrando una vez más los ojos con angustia y decisión.

El Héroe y El Caballero [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora