Cortos NaruSasu

Mr. Delincuente

Como lo prometido es deuda, y a mí me gusta tener cuentas claras y amistades largas... RubiSalvatore   aquí está tu premio.

Esto es lo que salió de la canción Mr. Delincuente de Norykko, si no la conocen (Como yo antes de hablar con Rubi) vayan a googlear y escuchen la canción, y me dicen al final de la historia si encaja con la letra de la canción.

Rubi, espero que te guste, a todos.

A leer.

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Su madre habla sin parar, seguramente un sermón dirigido a él, o a su padre. Quién sabe. Mikoto tiene una forma muy sutil de decir las cosas, tanto, que casi aburre, y en el peor de los casos, duerme a la gente.

Pero Sasuke está lejos de dormirse, incluso muy lejos de prestarle atención a su bella madre.

Una diminuta y casi imperceptible sonrisa se posa en sus labios cuando a lo lejos escucha a su madre diciendo algo como que baje los codos de la mesa y que siga comiendo, que se comporte, que esto, que lo otro. ¡Cielos! Cada vez esos regaños son más frecuentes y no surten ningún efecto. Mikoto no entiende lo que pasa con su hijo menor. Sasuke se ríe internamente por esos inútiles intentos de enderezarlo de nuevo, aun le sorprende que le divierta su propia desobediencia hacia las normas y mandatos de su posición social que su madre se esfuerza por hacerlo cumplir. Mientras tanto, Fugaku observa en silencio, no dice nada, pero sus ojos captan hasta lo más mínimo y sus oídos se agudizan intentando cerrarse ante la cantaleta de su esposa.

Vaya, ella habla tanto y aun así les falta mucha comunicación para entenderse como se debe.

—Sasuke, ¿Estás escuchándome?

—¿Mh?— salió del intenso recuerdo que hizo ayer en la tarde, y la miró —Sí... te escuché, mamá— mentira, ni sabe qué tanto murmuraba la señora.

Mikoto lo observó en silencio, es obvio que su hijo no le prestó atención, pero lo dejó pasar por el momento. Sasuke continuó su cena con una sonrisa más pronunciada al recordar las estupideces que hablaban sus acompañantes de ayer. Si sus padres supieran donde anduvo metido, seguro lo encierran de por vida en su propia casa.

Fugaku siguió con su comida también, apartado de las molestias de su esposa y la ensoñación de su hijo. Tomó de su vino, limpió su boca con la servilleta y miró a Sasuke todavía soñando mientras come con lentitud, lo observó en silencio por unos segundos antes de decidirse a hablar con él.

—Dime Sasuke ¿Ya tienes novia?— directo como siempre. La pregunta tomó por sorpresa a su esposa, aunque el sorprendido debía ser otro, que por cierto, no se inmutó para nada.

—No— respondió desinteresado.

Fugaku asintió, midiendo sus siguientes palabras.

—En dos días tendremos una reunión con los Hyuga y otras familias afiliadas al club...— ni terminó cuando su esposa le interrumpió demasiado entusiasta para lo que diría.

—Es cierto, Sasuke, vendrás con nosotros— no es invitación —Será una cena de gala, podrás conocer a las hijas de las familias más acaudaladas de la ciudad, y quizá...

—Mamá— le cortó bastante calmado, también miró a su padre —¿Están tratando de conseguirme pareja?— viendo por donde iba su madre con aquellas palabras, era obvio que eso tramaba.