Prólogo

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¿Qué pasa, cuando todo lo que quieres es lo que más lastimas?

-Shh calla, no sigas con esto -me suplicaba entre lágrimas.

No podía, simplemente no podía llevármelo entre mis secretos, de todos este era el que más daño le haría. Hemos pasado un millón de obstáculos y se que su amor por mí es sincero, pero si es que en verdad lo quiero debo alejarme.

-No, no sigas tú intentando frenarme, ¡ME LARGO!- grité viendo sus bellos ojos azules quebrarse.

Tomé la maleta que había preparado noches anteriores y salí rápidamente, abrí la cajuela y guardé mi equipaje.
No se en que momento fue que apareció, pero me estampó contra el vehículo y apresó mis labios con los suyos, ambos estábamos echos un asco, teníamos los ojos rojos de tanto llorar, también a mi me partía dejarlo.

Solo que jamás se lo haría saber.

-No, Lena, no te vayas -susurró en mis labios.
-Lo siento Niall, eso no está a discusión.

Sin soltarme elevó su mirada hacia mi y posó sus ojos sobre los míos, el tiempo se detuvo, los minutos se hicieron horas, parecía que solo éramos él y yo.

-Tú, no entiendes, no entiendes nada maldita sea -comencé a gritar como loca.

Las lágrimas caían, mi vida se desgajaba, esto me dolía más que mi propio secreto, mi vida se quedaba aquí con el. Con solo pensar que no volvería a ver sus celestes ojos viéndome al despertar, que él ya no me abrazará por las noches, que ya no seré capaz de respirar su mismo aire, con solo pensar eso ya tenía para estar muerta en vida.

-Déjame, suéltame -le grité por última vez, pero sus labios me callaran con un beso.

Fue un beso único, sumiso y tembloroso, la saladez de nuestras lágrimas se colaba a nuestras bocas, pero eso parecía no importarnos en absoluto, estábamos concentrados en el baile que nuestras lenguas habían iniciado en el interior, sus manos aferrándose a mis mejillas, su boca moviéndose sobre la mía, supe que sus besos serían mi perdición, desde la primera vez que lo besé.

-Shh -dijo sobre mis labios- Eres tú, la que no entiende.. Que TÚ eres lo único que quiero -dijo provocándome un remolineo en mi estómago que no había sentido nunca antes.

Eres lo único que quiero (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora