FANTASÍAS QUE SE HACEN REALIDAD [[+18 AU MLB]] (TERMINADA)

FIESTA SORPRESA

Adrien caminaba junto a Nino y Alya por el aeropuerto, con la cabeza gacha y una sensación de total impotencia. No había podido hacer nada para evitar que Marinette se fuese con Luka. Y sólo con imaginar lo que podrían acabar haciendo un rato después, sentía cómo le hervía la sangre.

Pensar en las manos del guitarrista recorriendo el cuerpo de su bichito, sus labios poseyendo su boca, sus dedos clavándose en su piel, haciéndola suya...

-¡Agggg! –soltó de pronto el rubio apretando los puños con fuerza.

-Tranquilo, hermano. No dejes que tu imaginación te juegue una mala pasada. No sabes lo que va a pasar en realidad –intentó tranquilizarle Nino, que sabía muy bien por dónde iban los pensamientos de su amigo.

-No me hace falta imaginarlo, Nino -dijo Adrien con una mezcla de tristeza y furia en su voz. -Lo vi con mis propios ojos, ¿recuerdas? Yo... estuve allí... con ellos. Tengo una imagen clara sobre lo que... lo que Luka y Marinette... lo que...

Adrien no podía ni siquiera pronunciar aquellas palabras. Sentía su cuerpo quemarse por dentro por la rabia y el dolor.

-Hey, hey, hey. No hagas eso, Adrien. Al fin y al cabo, apenas tienen tiempo de nada. La fiesta empieza dentro de dos horas y Mari debe prepararse...

-¡LA FIESTA! –gritó Alya sobresaltando a los chicos. –Nino, eres el mejor. Por eso te quiero tanto –dijo acercándose a besarlo.

-¿Fiesta? ¿qué fiesta? –preguntó un confundido Adrien.

-Los compañeros de trabajo de Mari le han organizado una fiesta sorpresa para esta noche, para celebrar su éxito en Milán -aclaró el DJ. -Así que, en un par de horas, Alya y yo tenemos que llevarla al lugar donde se celebrará y antes tiene que alistarse.

Mientras su novio le explicaba aquello a Adrien, la de lentes tomó su teléfono y marcó el número de Luka.

-Hey, Luka.

-¿Alya?

-La misma. Escucha no digas nada a Mari sobre lo que te voy a decir. Verás, Debbie y Roy han organizado una fiesta sorpresa para Marinette esta noche. No te habíamos dicho nada porque no sabíamos que habíais vuelto a París. Así que necesito que dejes a mi amiga en su casa, porque es allí donde tenemos preparado todo para arreglarnos antes de ir a la fiesta.

-Pero, Alya, yo pensaba que...

-No hay tiempo, Luka. Es la invitada de honor, no puede llegar tarde.

-Pero aún podría...

-Luka, es en serio. Ella debe prepararse. Y tú deberías hacer lo mismo. Si no habéis salido aún del aeropuerto puedo llevarla yo a casa mientras tú vas a cambiarte.

-No, no. Yo la llevo.

-Ok, perfecto. Nos vemos allí en quince minutos.

-De acuerdo, Alya.

Los jóvenes colgaron el teléfono y la periodista sonrió satisfecha mirando a su novio y a su amigo rubio.

-Vamos a casa de los Dupain-Cheng –dijo con alegría.

Adrien sintió de pronto como el aire volvía a circular libremente por sus pulmones, y la sensación de desasosiego que tenía se había calmado un poco.

Nino le tomó de los hombros nuevamente y, golpeando ligeramente su espalda, le dio ánimos mientras se dirigían al coche.

-Bueno, morenita, pues parece que hay cambio de planes –dijo Luka, tras colgar el teléfono, mirando a Marinette.