Amores tercos y el diario petricor

Liebesträume

Cuando desperté, por fin te había encontrado.

—¿Por qué tardaste tanto? –me preguntas con esa voz tan familiar.

Perdón.

Te he hecho esperar demasiado, ¿no es así? Los últimos milenios sólo he soñado estar contigo, ¿sabes? Tu voz, tus ojos, tus cabellos y cada detalle de lo físico lo he imaginado una y otra vez, pero al final todo regresa a la perpetua imagen de tus ojos navegando en nuestras almas que desde el comienzo se han buscado. Siempre buscándonos.

Perdón.

Te busqué por todos lados. No tienes idea de la cantidad de mundos que visité ni las épocas por las que transité. ¡Y siempre, siempre tan cerca! ¡A tan pocos pasos de ti, pero nunca te pude encontrar! Pero ahora estamos aquí, después de años luz de distancia y siglos de buscarnos. En la misma habitación, planeta y dimensión. ¿Qué más podemos pedir que conservar este momento por el resto de la eternidad?

Te conozco desde siempre, pero eres un universo nuevo para mí.

¿Lo ves? Vencimos al destino.

Así que, por favor, despiértame.

Me muero por conocerte.