Guerra Infinita

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Me miraban ansiosos, en sus ojos estaba el deseo de la sabiduría que tanto esperaban de mí.

Así que comencé a hablar sin detenerme a pensar.

-La búsqueda de la identidad es la verdadera guerra infinita. Siempre en metamorfosis, decadente y ascendiente.

Claro que no respondieron, esa clase de afirmaciones no ameritan respuesta sino paciencia.

Continué.

-Sí, jamás en aspecto alguno permanecemos sin cambio, háblese de átomos o alma.

Detuve el habla y me paré de la incómoda silla que llevaba años matando mi espalda y continué mi idea con más facilidad.

-No obstante, henos aquí, constantes de la creación, el vernos y reconocernos como algo fijo, algo eterno en una vida limitada es, por falta de mejores palabras, un milagro.

Te miré fijamente.

Con la esperanza de que detrás de toda la basura filosófica, pudieras entender lo que realmente a ti, y solamente a ti te quería decir.

No me importaban las millones de personas que observaban igual que tú.

Este mensaje era para ti.


-¿Puedes verlo también? Sigues siendo tú y sigo siendo yo.

Seguimos juntos en esta guerra infinita por encontrarse a uno mismo.


Y en silencio, dije para mí:

-Y con suerte, el uno al otro.

Amores tercos y el diario petricorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora