El término "felicidad" perdería todo su significado si no fuese compensado por la tristeza
Carl Jung
Capítulo 4: El poder de la inocenciaCuando abrió los ojos estaba una vez más en su habitación. La ropa que antes se había ensuciado por el deshabitado salón de control, en algún momento fue cambiada por un vestuario limpio. Y la pequeña quemadura que se hizo al tocar el ratón ya no estaba. Kaled tenía la seguridad de que aquello no fue un sueño.
-09 -La voz de una mujer hizo que despertara completamente. Ella era una de las guardias tras su nuevo doctor, uno que aún no aceptaba- hiciste justo lo que ellos esperaban que hicieras.
Se levantó de golpe. Un fuerte dolor de cabeza lo aturdió por segundos, pero se recuperó al instante para hacer las preguntas que aquel tiempo requería.
-Mi nombre es Kaled, odio cuando me llaman por un número.
La puerta se abrió y el doctor de ojos rojo intenso entró acompañado de 55. Su mirada le heló la sangre y 55 estaba tan agotado que lucía como si hubiese corrido una maratón. Su piel estaba pálida y parecía estar pronto a desmayarse. Su situación era deplorable.
Su atención fue inmediatamente deslizada hasta la nueva persona que entró tras ellos.
El doctor Meyer lucía peor que 55, pero su mirada altiva lo caracterizaba una vez más. Su rostro estaba completamente pálido con labios que carecían de color y un temblor en las manos, como si estuviesen entumecidas por el trabajo duro que realizó. Sobre todo eso, su porte erguido y ojos dorados expedían elegancia y poder, tan fuerte en espíritu que a veces su cuerpo no podía seguirle el ritmo.
Al parecer no era el único que pensaba eso pues 55 tenía la mirada fija en el doctor. Otra vez, como antes, varias imágenes llegaron a su cabeza, recuerdos recientes que se habían activado con mayor intensidad en ese instante, al ver a 55 viendo con tanto ímpetu a Meyer.
55 era una de las personas que estaban en la foto de aquel retazo de periódico. Una vez más había vuelto al punto cero, en el que no entendía ni siquiera un poco lo que estaba ocurriendo en ese lugar y menos con él.
-Bien -Ian sonrió con suficiencia y se dio la vuelta, dándole la espalda- nuestro tiempo ha acabado acá, el doctor Meyer seguirá estando al mando de su caso.
23-55 y 23-12 en seguida salieron tras él, con el miedo plasmado en sus hombros tensos. Cuando la puerta se cerró entonces las manos del doctor de ojos dorados dejó de temblar y soltó un respiro que había estado guardando hasta ese momento.
-Ten cuidado con ellos -le dijo Meyer, con la respiración irregular y caminando hasta la máquina que medía su pulso cada vez que dormía- 12 y 55 son agradables, pero acabarían contigo en cualquier momento y solo moviendo los dedos, al menos 55 lo haría, así que no te acerques a ellos.
-Nunca los vi y sé que no lo volveré a hacer -No había muchas posibilidades, ambos proyectos 23 estaban en una habitación separada un bloque diferente que estaba a cargo solo de Ian-, creo que al menos esta vez sí merezco respuestas.
Una vez más la puerta se abrió y tres guardias entraron, entre sus manos traían un enorme saco que se retorcía y emitía gemidos de dolor.
Kaled retrocedió, asustado y asombrado. Al notar como llevaban el gran bulto a él entonces retrocedió, por puro instinto, porque aquella enorme masa que se removía desprendía un calor que estaba ahogándole de pronto. Volteó a ver hasta el doctor quien seguía con la vista en la máquina de pulso, ignorando sus pedidos silenciosos de auxilio, porque de pronto dejar de respirar le parecía aterrador. Todavía no quería morir, no sin saber si su familia se encontraba con vida.

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Proyecto ODAH
خيال علميEn enero de un año con solo cuatro dígitos, distinto a la actualidad, se levantó la ley de "una nueva oportunidad" un experimento que se encargaría de crear una paz distinta a cualquier otra. El encargado era ODAH (Organización de Análisis Humano)...