Capitulo 1 "La silla tuerca"

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—Hazme el favor y compórtate, __.

Su voz siempre estilizada y correcta, con carácter, pero a la vez suave. Mi madre y su “compórtate”. Si tan sólo pudiera tomar la palabra —y la voz de mi madre, si es posible— y tirarla al suelo, pisotearla, estrujarla, y quemarla. Odio que siempre esperen cosas por parte mía. ¿Es que tengo cara de seguir indicaciones? Si la tengo, ¿no había dejado claro que no hago caso a mis autoridades —o a cualquier persona que pase caminando—?  

—Lo dices como si quisieras que te hiciera caso —una risa brota por mi garganta al momento de decir la oración.

—Es porque quiero que lo hagas —dijo, mirándome detenidamente, como asegurándose de que no me fuera a reír.

—Buen chiste, má —reí.

— __ Walton, no estoy jugando. Quiero que te comportes. Siempre que él viene, te pasas de tus propios límites —dice. —Y ya te he comentado que no me digas “Má”, dime Madre.

—Como diga usted —bufé. —, má.

—¿Disculpa?

Aunque sonaba correcto, lo dijo como en un tono de vete-a-la-mierda.

—Aquí es.

La criada, con su vestido blanco y negro perfectamente planchado, llegó, antes de poder responderle a mi má. Dos siluetas, una de hombre y otra de mujer, entran al comedor, con sus manos delicadamente entrelazadas, y sonrisas amplias posadas sobre sus bocas.

—Pido permiso para retirarme, señor —dijo de nuevo la criada, cabizbaja.

—Permiso concedido, señorita —responde mi padre, mágicamente aparecido de la nada, ajustándose un momento la corbata.

—Buenas tardes señor Walton.

La silueta masculina, sonríe, estrechándole la mano a mi padre. Mi padre la acepta gustosamente y le devuelve la sonrisa diciendo:

—Buenas tardes, Ross. ¿Cómo te ha ido?

—Muy bien, gracias. ¿Y a usted?

—Unos pequeños problemitas con mi empresa, pero todo está genial —responde.

Si tan solo pudiera golpearlos para que no se comunicaran de esa manera. Odio cuando la gente es hipócrita, que es siempre.

—Sí, sí. Los dos se aman. Deberías de pedirle el divorcio a mi má, para casarte con Ross, papá —bromeó guiñándole el ojo a Ross.

Mi madre me da un codazo y murmura algo inteligible en mi oído. Sonrío, porque aunque no supe que dijo, sé que ya está enfadada conmigo.

—Señora Walton —Ross, interrumpiendo mi sonrisa, toma la mano de mi mamá y la besa con delicadeza.

—Hola ___ —dijo para después tomar mi mano y besarla. 

—No la babees tanto, que me cuesta mucho hacerme la manicura —me safo de su agarre. —Bueno, el dinero no es problema para mí, pero el punto es que no me toques —sonrío hipócritamente.

—__  —dice mi madre enojadamente en tono de advertencia.

—¿Qué? —una risita burlona se escapa de mi boca. Ella me mira, apretando su mandíbula, una ceja arqueada.  —¡Es la verdad! —exclamo. —No soy hipócrita como ustedes —me encojo de hombros.

—Por favor —mi padre intercede. —Basta, princesa. 

Ruedo los ojos, y rio por lo bajo, limpiando mi mano sutilmente sobre la seda de mi vestido negro de gala; obviamente elegido por mi madre.

—Perdona las… tonterías de mi hermana.  __ no sabe comportarse.

Destiny, con su dulce voz, interrumpe. ¿Tenía que decir que era su hermana? Ross sabe que soy su hermana. Mi madre sabe que soy su hermana. Mi padre igual. Yo lo sé. ¿Por qué tiene que decirlo? Es como si solo lo hiciera para molestarme.

—Me da mucho gusto que tu y Destiny estén juntos. Eres una muy buena influencia, así no tendrá que convivir mas con __ y no corromperse.

Ross ríe fuertemente, al igual que mi padre. »Oh, querido, había descartado mi plan B, pero gracias haberme dejado saber que quieres que lo ponga en práctica« una pequeña y sádica voz dice dentro de mi mente.

—¿Ahora la traes contra mí? —le pregunté a mi padre, con una mano sobre mi pecho, en el área de mi corazón, como diciéndole que me había afectado su comentario.

—Princesa, no la traigo contra ti. Tu bien sabes que eres muy rebelde. Haces fiestas y del todo sin permiso. 

—Solo vivo la vida al máximo —me justifico, ceñuda.

—Por favor, tomen asiento —mi madre cambia de tema rápidamente, antes de que una pelea se forme.  

—Ross —intervengo, antes de que se siente. —¿No te gustaría sentarte aquí? —señalo la silla a un lado de mi padre. —Tu sabes, para que tengan una mejor relación —sonrío. »Si es eso posible« la misma voz vuelve a comentar.  Rio internamente.

Ross me lanza una mirada con duda, inseguro en aceptar o no. Mi madre, totalmente complacida conmigo, me sonríe agradecida. Entorno los ojos.

—Se te acaba el tiempo, querido. Si en tres segundos, no reaccionas, pondré mi lindo y gigante trasero en esta silla —digo con aburrimiento.

El me sonríe agradecido, pero en sus ojos se reflejaba algo más, algo más que no podría descifrar. Camino hasta donde se encontraba la silla que, anteriormente, Ross se iba a sentar. Me siento en ella, y sonrío al ver que Ross no tiene idea alguna de lo que va a suceder.

Ross, al sentarse y recargarse contra el respaldo de la silla, las cuatro patas de esta, salen en dirección contraria, haciendo que esta se derrumbara, junto con Ross. Ross, sorprendido, toma el mantel de la mesa para ponerse de pie, pero en vez de ayudar, las cosas que estaban posadas sobre la mesa —un par de velas rosadas, cuatro pares de cubiertos y cuatro servilletas de tela— y el mantel se vienen con él, manchando su precioso traje con cera rosa.

Las carcajadas no tardan en salir por mi boca, haciendo que estas y los gemidos de Ross sean los únicos sonidos en la sala. Mis padres y Destiny, aun anonados, miran a Ross, paralizados.

—__. Castigada. —dicen, mis padres, al unísono, después de unos segundos.

—Pero… ¿por qué? —dije entre risas. —No es mi culpa que sea tan idiota —aún no paraba de reír.

—Cuarto. Ya. No quiero oírte —mi madre me grita.

Ruedo los ojos, y dejo que mis labios se transformen en una delgada línea. »Plan B, listo« Lamo mis labiosdivertida.

—No sé porque me están culpando de algo que yo no he hecho —mi voz suena delgada, inofensiva. —Yo sólo quería que Ross y mi papi se hicieran amigos.

Una lágrima rueda lentamente por mi mejilla. Destiny me mira, haciendo una mueca.

—Hermanita, creo que mejor debes irte a tu cuarto. Está cena está arruinada —me contesta Destiny. Quien ayuda a Ross a pararse. —Gracias por acompañarnos.

Se para y me abraza.

—No te preocupes, yo sé que tú no fuiste —me dice. Su olor a flor de gardenia, inunda mis fosas nasales. Casi vomito. —Me aseguraré de convencer a nuestros padres de la verdad —se separa de mí.

—Gracias, Des —contesto sonriendo.

Subo las escaleras corriendo y me encierro en mi cuarto. Suspiro fuertemente. “Hoy y mañana van a venir, __. Sólo para que sepas”. Recuerdo las palabras de mi mamá por la mañana. Camino hasta donde se encuentra mi Ipod. Lo tomo y lo conecto a las bocinas. Le doy ‘Play’ a una de mis canciones favoritas, ‘Paradise City’ de Guns N Roses, y dejo que la música inunde mi cuarto.

Me tiro sobre mi cama, mirando el techo. Después, comienzo a reír a carcajadas.

Addicted to your poison | R.L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora