Capitulo 2 "El plan misterioso"

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—Hasta que te de la señal —advierto. Si este plan sale mal, no pasa nada en absoluto, pero generalmente me gusta que las cosas salgan justo como las planeo yo.

—Si, si. Ya me dijiste.

Mía pone los ojos en blanco, posando una mano sobre su cadera y golpeando su piel rítmicamente al compás de la música que sale de las bocinas. Mi má siempre me ha preguntado cómo es posible que tengamos una conversación al estar escuchando música al máximo volumen, y para serles franca, no lo sé. Probablemente sea porque todo el tiempo estamos en discos y hablando a través de la música.

—Como siempre traes las orejas llenas de cera, no sé cuando escuchas y cuando no —comento, colocando el brillante tacón rojo en mi pie izquierdo. Mía deja escapar una pequeña risita.

—¿Sabes? Las personas que escuchan música son las que más tienen cera; especialmente aquellas que la escuchan a todo volumen —me informa, mascando su chicle con fuerza.

—¿Sabes? —pregunto, imitando su voz chillona. —No. Me. Importa.

Mía es mi mejor amiga. Ella es como mi media-naranja, es mi cómplice, me ayuda a planear las cosas —la mayoría de las veces sólo asiente a lo que digo— y ella me consigue las cosas para colocarme a lo máximo, si entienden de lo que les estoy hablando. Es como mi hermana perdida. Junto a Destiny, mi hermana ni le llega a los talones a Mía. Porque, aparte de ser hermosa, Mía hace lo que se le da la gana y no se deja pisotear. »Sólo deja que tú la pisotees«  La voz de siempre me comenta, y escucho como ríe un poco.

Destiny es una de esas típicas chicas plásticas, pero, la diferencia entre las huecas y ella, es que ella es inteligente. Estudia un doctorado en psicología. »Las personas no deberían de acudir a ella, ella debería acudir a un psicólogo, la muy perra« Ella nunca le ha levantado la voz a mis padres, y hace todo lo que se le ordene, aunque le afecte la maldita cosa que se le pide. Es de esas que al fin de año, sus libros están completos e igual que como al principio. En pocas palabras, Destiny es la peor hermana, que alguien como yo, una diosa griega del Rock, —»¿Acaso existen?« Cállate, voz interna. —, rebelde sin causa y extrovertida podría tener. Destiny es “perfecta”.

Voy al espejo y contemplo su reflejo. En la esquina de este, se puede ver a Mía recostada sobre mi cama; con su vestido celeste pegado al cuerpo, llegando debajo de sus muslos, resaltando su preciosa piel aceitunada y sus curlys bien formados sobre la fina tela de mi cobija.

Yo visto un vestido strapless de brillos negros —que al igual que al de Mía, esta ajustado a mi cuerpo y termina justo debajo de mi precioso trasero—, tacones rojos de aguja y mi cabello está completamente liso. Tengo poco maquillaje, incluyendo brillo labial rojo carmesí.

—Pero… ¿Cuándo me vas a hacer la señal? —pregunta Mía, jalándose con sus dedos su labio inferior.

Es manía suya —la del labio inferior— cuando se pone un poco nerviosa. Manía que me ha pegado a mí, por supuesto; la diferencia es que yo lo hago cuando se me da la gana, no cuando estoy nerviosa, porque claro, yo nunca estoy nerviosa.

—Y me pides que no te repita las cosas, idiota —ruedo los ojos. —Cuando abran la puerta, te haré un ademán.

—¡Ya te dije que es porque escucho música fuerte! ¡No es mi culpa que exista esa cosa estúpida llamada cerilla! —grita exasperada, sin quitar la vista de su celular. —¿Qué hora es?

—¿Por qué me preguntas a mí? ¿Acaso tengo cara de reloj? —arqueó una ceja.

—Tan simple con decirme que no sabes la hora.

—Mi rostro es demasiado bello para tener aspecto de reloj —digo, aún mirándome al espejo.

Mía murmura un insulto entre risas.

Addicted to your poison | R.L.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora